Ana estaba realmente desanimada, ella ama a sus bebés, ama ser madre y adora la vida que lleva, pero verse caminando con ayuda de un bastón porque sus bebés son enormes, la acomplejó un poco. ¿Por qué rayos se metió con un hombre tan alto y corpulento? Se llamó tonta.
―Mami. ―Stormi entró a la habitación y subió a la cama. ―La tía Osi y yo vinimos a buscarte, es tu despedida, mami, vamos. ―Ana le sonrió a su hija, ¿Cuándo pensó ella que su despedida sería en casa y con su hija presente?
―Stormi tiene razón, debes pararte de esa cama. ―Osi agrandó la sonrisa. ―Izan se unió a los chicos, así que no tendrán una diversión plena. ―Ana carcajeó, esa amiga suya de verdad que es un caso perdido.
―Pero teníamos planeado ir a un buen restaurante y después pasar por algo de diversión. ―Suspiró.
―Créeme, mami, las chicas se han esmerado, ¿Las dejarás así? ―Ana miró a esas dos con ojos entrecerrados.
―¿Qué están planeando ustedes? ―Stormi agrandó la sonrisa.
―Dile tú, tía. ―Osi se sentó en la cama