Ana despertó en medio de un suspiro, ella se estiró con tantas ganas que jadeó fuerte, pero rápidamente se arrepintió, ella abrió los ojos de golpe y miró a su lado, su esposo llegó tarde y no quiere despertarlo.
Pero ver la cama vacía la descolocó, ella está segura de que lo sintió llegar, ¿O acaso estaba soñando? ¿Tanto lo está extrañando los últimos días que hasta percibe su calor de la nada?
Saliendo de la cama fue directamente al baño para descargar la vejiga y asearse la cara, quizás él esté desayunando con su hija y ella se quedó dormida.
—Duquesa. —Una de las sirvientas inclinó la cabeza como reverencia.
—Buenos días. —Ana le sonrió con amabilidad y siguió su camino, al entrar al comedor lo hizo con una gran sonrisa, lleva días que no ha podido desayunar, almorzar o cenar con su Kalen cariño. —¿Dónde está mi esposo y mi hija? —Ella miró descolocada a todos.
—Duquesa. —Crista, una sirvienta que Kalen contrató solo para encargarse de Ana, entró a la cocina. —El duque ha salido y