Julienne Percy
Nunca imaginé que volvería a tener una cita.
No después de todo lo que había pasado, no con el peso de un hijo creciendo en mi vientre y mucho menos con un humano, pero ahí estaba, frente al espejo del baño, peinándome con manos temblorosas mientras Leila me observaba desde la puerta con una sonrisa indulgente.
—Pareces una colegiala antes de su primer baile —comentó, y yo rodé los ojos aunque tenía razón.
Zaren me recogió a las seis. No vino con flores ni con promesas dulces, solo con su sonrisa y esa calma suya que hacía que todo el mundo pareciera menos amenazante. Vestía una chaqueta oscura y jeans, sencillo pero atractivo. Cuando me vio salir, se quedó mirándome un segundo de más, y mi piel se encendió bajo su mirada.
—Estás hermosa —murmuró.
—Gracias —respondí, bajando la vista. Nunca sabía cómo reaccionar ante los halagos. No desde que mi cuerpo cambió. No desde que el alfa supremo me había humillado.
Fuimos primero al cine. Me dejó escoger la película, una comed