🌙 Regreso a la Villa Leone
La camioneta blindada entró en los jardines iluminados de la villa, donde los cipreses se alzaban como centinelas en la noche. Los guardaespaldas abrieron las puertas y ayudaron a bajar a las tres mujeres.
Arianna llevaba en brazos una pequeña caja de terciopelo, con una sonrisa traviesa en los labios. Luciana ocultaba una bolsa delicada de seda negra que parecía guardar un secreto, y Nonna caminaba erguida con su bastón, mientras sujetaba con cariño un estuche largo: la corbata exclusiva que había elegido para Lorenzo.
Los hombres ya esperaban en el vestíbulo. Greco, con el saco de su traje abierto, estaba de pie frente a las escaleras, con esa mirada intensa que lo hacía ver como un rey en su propio palacio. Dante, más relajado, pero igual imponente, cruzaba los brazos, mientras que Lorenzo se mantenía unos pasos atrás, con gesto sereno.
—Amore mio… —dijo Greco en cuanto la vio, acercándose a Arianna—. Estás radiante.
Arianna sonrió, levantando un poco la