Aeropuerto privado — Italia, crepúsculo
La nieve había quedado atrás. El avión de Mikhail Volkov aterrizó con la frialdad de una sentencia. En la pantalla de su teléfono, la noticia parpadeaba con letras negras: “Incendio en convoy marítimo: cargamentos destruidos. Pruebas apuntan a sabotaje. Investigación apunta a empresa Veltri.” Las imágenes mostraban columnas de humo en el mar, contenedores incendiándose como antorchas devoradas por la noche.
Volkov no necesitó más. Sus manos se cerraron en torno al móvil, las venas del cuello temblaron. Había algo más: alguien había escupido sobre él y sus negocios. Alerta tras alerta chisporroteaba en sus canales. Lo habían golpeado donde más dolía: la sangre y el dinero.
—Sergei —dijo con voz cortante al subir la escalerilla—. Prepara la limusina. Vamos a casa de Alessandro Veltri.
Sergei asintió, la mirada preocupada. Sabía que el monstruo que bajaba del avión no llevaba en la maleta paz ni diálogo.
---
📍 Villa de Alessandro Veltri — Atardece