Marina
—No quiero alejarme.
Las palabras salen solas de mis labios y lo único que sé es que al segundo siguiente escucho un gruñido salir de los labios de Salvador, antes de que sus manos sostengan mi rostro y sus labios se junten con los míos.
Y el beso es…. arrollador.
Todo en él lo es.
Siento como su boca me devora con ansía, con necesidad, como si llevara mucho tiempo esperando que esto pasara y yo… yo le respondo de la misma manera.
No sé si ha sido por lo que ha pasado en la discoteca, por la forma en que me defendió o por el alcohol que llevo en la sangre, pero lo cierto es que ahora mismo no me importa las diferencias entre nosotros.
Ahora mismo no quiero seguir pensando en todos los problemas que me rodean, en mi pasado, en lo incierto de mi futuro.
Ahora solo quiero vivir el presente, quiero aceptar lo que estoy sintiendo y por primera vez simplemente dejarme llevar.
Y es que en el momento en que sus labios tocan los míos es como prender una cerilla en medio de una tormenta: