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Diamantes en la Tumba

Diamantes en la TumbaES

Cuento corto · Cuentos Cortos
Alicia Ferrer  Completo
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Resumen
Índice

Después de volver a nacer, cuando vi que mi pareja Nicolás Herrera trajo a casa a una mujer que conocía desde que era pequeño y que, además, estaba embarazada... yo no dije nada. Incluso fui yo la que decidió romper el vínculo con él, solo para complacerlo, ya que en realidad amaba más a esa mujer, Paloma Requena. Yo misma me encargué de organizar cada uno de sus encuentros a solas y, mientras tanto, preparaba mi partida en silencio. Hice todo eso porque, en mi vida pasada, cuando estaba a punto de morir, Nicolás todavía me echaba en cara que no hubiera permitido que la mujer con la que creció viniera a nuestra casa mientras pasaban los meses de su embarazo. En el camino, Paloma perdió al bebé y quedó estéril para siempre. Él dijo que, cuando yo muriera, estaría con Paloma y la cuidaría bien, para compensar el daño. Por eso, en esta vida, no me opuse y preferí apartarme para que él no viviera arrepentido… Pero entonces, ¿por qué después de que los dejé estar juntos, Nicolás se volvió loco buscándome por todo el mundo y rogándome que volviera?

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Capítulo 1

Capítulo 1

Cuando me di cuenta de que había renacido, estaba parada en la entrada de la villa, viendo cómo Nicolás Herrera y Paloma Requena pasaban por la puerta.

—Esta es mi amiga Paloma, acaba de regresar de la Tribu Colmillo. Perdió a sus padres y, además, está embarazada. Será madre soltera —dijo Nicolás con voz tranquila—. A partir de ahora vivirá aquí. Cuando puedas, trata de ser atenta con ella.

Paloma levantó la cabeza y me miró con cautela.

—Hola, espero que podamos llevarnos bien…

Fijé la mirada en el collar de piedra de luna que colgaba de su cuello. La semana pasada, en una subasta, Nicolás había comprado una rara piedra de luna muy costosa y la mandó a poner en un collar. Era un regalo que había preparado para mi cumpleaños, y ahora estaba en el cuello de Paloma.

En mi vida pasada, cuando vi ese collar que me pertenecía en el cuello de Paloma, pasé la noche entera sin dormir, sintiendo que su presencia amenazaba mi relación. A la mañana siguiente, le di dinero para que se fuera de mi casa y viviera en otro lado mientras estaba embarazada.

Pero, ¿quién iba a pensar que, poco después de salir, Paloma sufriría un accidente automovilístico? Quedó gravemente herida y perdió tanto a su bebé, como la posibilidad de quedar embarazada otra vez.

Desde entonces, Nicolás cambió por completo conmigo, ya no era para nada cariñoso y me miraba mal.

—Aitana, me has decepcionado tanto… No pensé que fueras tan egoísta. ¡Echaste de la casa a una mujer embarazada que no tenía a nadie quien la apoyara!

Desde ese momento, nunca volvió a sonreírme. Yo misma cuidé a Paloma después de su accidente, preparándole comidas distintas cada día y ocupándome de todo. Vivía con cuidado, esperando a que Nicolás me perdonara.

Más tarde, de tanto pensar y agotarme, me enfermé. Creí que eso despertaría su compasión, pero él seguía molesto y solo me dijo:

—Cuando mueras, estaré con Paloma. La cuidaré y la ayudaré a superar el dolor de perder a su hijo.

Ahora que tenía otra oportunidad, decidí dejar que cumplieran su deseo. Así que, cuando volvió a decir que quería que Paloma se quedara en casa, asentí tranquila.

Mi respuesta fue tan rápida que lo dejó sorprendido. Después de todo, en los últimos dos días había mencionado más de una vez que quería que Paloma viviera en nuestra casa, y siempre me negué.

—¿No estás molesta? —preguntó.

Le respondí con calma, sin mostrar emoción en la mirada:

—Tienes razón. Paloma no tiene padres y está sola con su bebé. Es algo muy triste.

—Aitana, ¿en serio no te importa? —Me miró con desconfianza.

No era raro. Todos sabían lo mucho que lo había amado antes. Cada vez que otra mujer se acercaba a Nicolás, yo reaccionaba para marcar territorio. Pero esta vez, saqué un documento, dejando a la vista solo la firma en la parte que decía que aceptaba el divorcio, y se lo mostré.

—Vi una casa que me gusta mucho. Si me la compras, no me voy a oponer y te prometo que cuidaré bien de Paloma.

Nicolás se sorprendió un momento y luego respondió con ternura:

—¿Solo eso? ¿No quieres otra cosa?

Sin mirar el contenido del documento, firmó de inmediato. Con el divorcio firmado en mis manos, me sentí más libre que nunca. Guardé el documento y di media vuelta para irme. Nicolás me detuvo, preocupado.

—¿A dónde vas? Dijiste que no estabas brava. ¿Vas a irte de la casa?

Lo miré y le respondí en voz baja:

—¿No querías que cuidara de Paloma? Voy a comprarle algunas cosas.

Él pareció calmarse un poco.

—Siempre piensas en todo. Le gusta el gel de baño con aroma a rosas, no toma leche, y la pijama tiene que ser de seda natural. No compres lo que no es.

Sentí un dolor en el corazón. Recordaba tantos detalles sobre Paloma… conmigo, nunca había sido así de atento. Al parecer, de verdad la quería. Respondí con calma y, al salir, fui directo al ayuntamiento para tramitar el divorcio.

—Señorita Rosales, el acuerdo ya está en vigor. En siete días, usted y el señor Herrera dejarán de ser pareja —me explicó el funcionario con amabilidad.

Asentí. En siete días, ya no tendría nada que ver con Nicolás.
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Jinneth Alcala
me gustó y sobre todo que también mostraron la perspectiva del "sueño" por parte de Nicolás y tampoco es que le hubiera ido bien con esa bruja, pero bueno, es un buen final
2025-09-05 09:23:15
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10 chapters
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
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