Aún no me habían encontrado, pero Nicolás se topó con algo que no esperaba. Mientras buscaba grabaciones de seguridad para seguir mi rastro, el dueño de la casa de subastas le envió un video y, sin aguantarse, le dijo:
—Alfa Nicolás, tu amante tiene muchos secretos, ten cuidado. Puedes divertirte con ella, pero no dejes que te engañe.
Nicolás le respondió, confundido:
—¿Qué carajos estas diciendo? Paloma es mi hermana, no mi amante. Mi pareja es Aitana, y nadie más.
El dueño de la subasta lo miró como si estuviera hablando con un ingenuo.
—Toda la tribu sabe que tu relación con ella no es normal. ¿Quién va a creer que son solo hermanos? Y, además, está claro que ella no te ve como un hermano.
Un mal presentimiento le recorrió el cuerpo a Nicolás. Y, en efecto, cuando vio el video, se quedó paralizado. En la grabación de la subasta se veía claramente cómo yo compraba una pulsera de rubí carísima y la guardaba dentro de una caja de regalo.
Nicolás reconoció al instante esa caja: era la q