Certificado de divorcio… Nicolás casi no podía creer lo que veía, le estaba temblando la mano con la que sostenía el papel. Rápidamente lo abrió y ahí estaba el sello del ayuntamiento. La fecha de solicitud coincidía justo con el día en que llevó a Paloma a la casa. Sintió que el mundo se le venía encima.
—Aitana, ¿me estás tomando del pelo? ¿O quieres provocarme? —dijo con los dientes apretados.
Subió furioso a la habitación y, cuando abrió la puerta, se quedó paralizado. Todas mis cosas habían desaparecido. El tocador estaba vacío, la mitad del clóset también, y en el baño no había ni rastro de mis cremas y jabones.
Pensó que estaba alucinando, pero después de revisarlo varias veces tuvo que aceptar que era verdad.
¡Yo había terminado con él y me había ido! Se quedó parado recordando cuando firmó los papeles del divorcio. Él no lo habría aprobado, ¿cómo podía haberse hecho válido?
El pánico lo invadió. Con las manos temblorosas, sacó el teléfono y me llamó. Pero yo ya lo había bloq