Capítulo 10
Tadeo y yo empezamos a viajar juntos y recorrimos muchos lugares. Dos años después, llegamos a la Tribu Fuegoluna y ahí nos encontramos otra vez con Nicolás. Él estaba vuelto nada. Cuando me vio, ya no estaba tan alterado como antes, solo me saludó con calma:

—Aitana, cuánto tiempo… Y él es… —dijo, mirando a Tadeo. Abrió la boca como para preguntar algo, pero no le salieron las palabras.

Yo, sin darle vueltas al asunto, tomé la mano de Tadeo y le mostré nuestros anillos de matrimonio.

—Tadeo es mi pareja. —Luego lo presenté—: Él es Nicolás, es el Alfa de la Tribu Fuegoluna.

Pero en ese momento la luz de sus ojos se apagó y me interrumpió con voz ronca.

—No… ya no soy el Alfa.

Me enteré de que le había dado el titulo a su hermano y que ahora Nicolás vagaba por ahí, solitario. Asentí, sin mostrar interés por su situación, y estaba a punto de llevarme a Tadeo cuando me dijo:

—Aitana, yo también soñé con lo que pasó en esa otra vida.

Me detuve cuando lo escuché.

—Cuando desperté, sentí un
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