¿qué pasa cuándo tu corazón le pertenece a otro y eres obligada a casarte con un extraño? Eso mismo le sucedió a Ellie cuando su padre le mostró a Sandro, su nuevo esposo. Y ahora ¿qué sería de su vida? ¿por qué ella? Pero, aun más ¿por qué él?
Leer másLa noche estaba más oscura de lo habitual, como si el cielo mismo presintiera lo que Ellie estaba a punto de presenciar. Sus pasos eran firmes, aunque su corazón titubeaba en cada latido. Sandro le había dicho que esa noche trabajaría hasta tarde en su despacho personal, en la oficina central. Que tenía reuniones importantes, que no quería interrupciones. Pero Kelly, como siempre, tenía un sexto sentido para la mentira. —Él no está trabajando —le dijo por teléfono—. Rebeca también desapareció del radar. ¿Coincidencia? Lo dudo mucho. Ellie había intentado confiar. Había querido creer que lo del evento benéfico había sido un error, una provocación de Rebeca y una distracción de Sandro. Que el beso no había sido planeado. Que él no correspondió. Que ella fue la única que sintió dolor. Pero cuando la mentira empieza a oler, ya no hay perfume que la disimule. Tomó su abrigo y salió directo a la oficina. No avisó, no llamó. Esa noche, Ellie sería su propia verdad. --- El edificio
Ellie intentaba seguir su vida con normalidad, pero la calma era solo una apariencia. El corazón le latía rápido cada vez que pensaba en Sandro, en ese silencio brutal con el que él había respondido a su sinceridad. Nada… ni una llamada. Ni un “ok”. Ni un emoji. Nada. Había regresado a casa después de dos días, aunque Sandro siquiera había notado su ausencia. —¿Quiere comer algo? Ellie Ella miró a Nita y negó con su cabeza, prosiguió su camino hacia su habitación y allí se encerró. —¿Vas a seguir asi sin hablarme? —Le cuestionó a Sandro por mensaje, pero una vez más no hubo respuesta de su parte. Y entonces llegó el mensaje. No de Sandro. De Josías. > “Tenemos que hablar. Es urgente.” Ellie sintió cómo la ansiedad le subía por el estómago como veneno. Quiso ignorarlo. Lo bloqueó. Pero cinco minutos después, una nueva notificación: “Si no vienes, tendré que contarle a Sandro todo.” Ese “todo” era lo que la descolocaba. ¿Qué sabía Josías que pudiera destruirla?
Rebeca no tardó en aparecer en el radar de Sandro después de que Ellie salió de su oficina. Como si lo hubiera olido. Como si llevara años esperando ese momento exacto. —¿Estás bien? —preguntó con su voz cálida, casi maternal, entrando sin tocar la puerta. Como si tuviera ese derecho. —No —respondió Sandro, con la mirada fija en su celular. Esperando ese impulso por llamarla. Quizás ella le había dicho la verdad y el simplemente lo había rechazado por su orgullo y su dolor, aunque este último era el que más pesaba y el que le impedía ir tras ella. Todo dentro de él estaba roto. No solo por lo que Ellie había hecho, sino también por lo que Josías insinuaba, lo que decía y hacía, era un hecho que no se iba a cansar hasta recuperar el amor de Ellie, aunque eso significara acabar con él. —¿Quieres hablarlo? —preguntó Rebeca, con una copa de vino en la mano. Un gesto de tenerlo todo listo como una tragedia para conseguir lo que quería. —No sé si pueda arreglar esto —conf
El timbre de la casa de Kelly no dejaba de sonar, eran las seis de la mañana, una hora inapropiada para que algún loco apareciera. De mal humor se levantó de la cama y con fuerza gritó —Ya voy, ya voy. ¡Maldita sea! Son las seis de la mañana. Kelly abrió la puerta y sus ojos se abrieron al ver a Ellie frente a ella, su semblante era deplorable, se veía que algo malo había sucedido, pero sin antes poder hablar, Ellie la interrumpió. —¡Lo grabó! ¡Ese maldito lo grabó! —Ellie gritó tan fuerte que Kelly pensó que algún vecino llamaría a la policía. Kelly no entendió que pasaba y de quien estaba hablando. Intentaba hacerla callar para que no despertara a sus vecinos, pero nada resultaba. —Josías arruinó mi vida —dijo al fin con voz rendida en medio de su llanto. Kelly que seguía sin entender que había pasado, solo la abrazó con fuerza para consolarla. —Ten —le sirvió una tasa de té para que se tranquilizara. Ellie seguía sin tomar algún sorbo y los minutos pasaban.
Tres días habían pasado desde el insidente en la universidad, y poco a poco las cosas parecían acomodarse entre Sandro y Ellie, la relación parecía ir volviendo a lo que un día fue, aunque con sus reservas. Ese día, después de despedirse de Sandro, Ellie fue a visitar así amiga Kelly para ponerse al día después de tantos sucesos. Entre risas Ellie narraba cada acontecimiento y llegaban a la conclusión que todo parecía una loca película de acción o más bien de confusión, pero al menos todo estaba volviendo a su normalidad. De regreso a casa, Ellie se desvío por un momento, quería visitar una tienda de ropa. Iba caminandomente por una avenida sin prestar atención a su alrededor, su mente volaba por las nubes que no puso atención por donde caminaba. De repente, como una mala jugada del destino, Josías apareció frente a ella y sin titubear, sin darle tiempo a reaccionar la besó. Ellie se quedó pasmada ante lo que Josías había hecho. Ellie no sabía cómo había llegado a ese punto. Un s
Las luces de la ciudad titilaban a lo lejos mientras Ellie se abrazaba a sí misma en el pasillo de las habitaciones. Lloraba en silencio mientras Sandro permanecía encerrado en la habitación que ocupaba de hacía días.No fue hasta la madrugada que se obligó a levantarse del piso y marcharse a su habitación. Se tumbó en su cama y marcó un número en su celular. Necesitaba desahogarse con su mejor amiga, Kelly sabría que decir al respecto. Todo había pasado de ser un simple y absurdo ramo de flores a una guerra. —Kelly, necesito que me ayudes, todo está mal, Sandro me odia. —Soltó las palabras envuelta en llanto. Del otro lado, Kelly respondió sin dudar y tras escuchar el relato de lo que había acontecido en los últimos días quedó boquiabierta—No puedo creerlo Ellie, te juro que pensé que lo de las flores no escalaria a más, contigo, Ellie. Todo se va a solucionar. —Ayúdame, por favor. A la mañana siguiente, Sandro llegó a su empresa con los ojos ro
Último capítulo