052. La Mujer que Dejaste Atrás ya no Existe
El sonido llegó primero como una vibración lejana en el aire, un latido discordante que no pertenecía al ritmo natural del bosque. Selene, que estaba en la sala principal limpiando la navaja de Florencio con un trozo de tela, se quedó inmóvil. Inclinó la cabeza, agudizando el oído. El zumbido se hizo más fuerte, más definido. El batir rítmico de aspas cortando el aire.
Un helicóptero.
El corazón se le detuvo y luego empezó a latir con una fuerza desbocada. Solo podía ser una persona.
Él.
Una mezcla de rabia y un alivio que odiaba sentir la invadió. Se suponía que tenía más tiempo. Tiempo para sanar por completo, para fortalecerse, para afilar sus planes. Y ahora volvía, el carcelero regresando a su jaula, el león reclamando su territorio.
Se puso de pie de un salto, la adrenalina corriendo por sus venas. Miró a su alrededor. Las latas vacías. El desorden de su auto-cirugía. La toalla manchada de sangre seca. Eran pruebas de su debilidad, de su desesperación. Con una furia repentina