002. La Marca de la Bala
La sangre mojaba la tierra. El viento traía consigo un aullido de garganta rota, deshaciéndose entre los árboles. La luna roja colgaba baja, sucia, como un testigo impúdico.Selene Maris no era del todo humana cuando abrió los ojos.La penumbra era densa, cortada por un haz de linterna que le quemó la retina. Entornó los párpados. El cuerpo dolía. La carne entre medias formas se contraía, buscando memoria.Y una voz, grave y seca, como una orden, la arrastró de nuevo hacia la superficie.Tardó en enfocar.Ahí estaba.El hombre. Fusil en mano. Pelo rubio revuelto como una melena de león, saco oscuro manchado de tierra, camisa blanca salpicada de sangre, un anillo grueso de oro brillando sucio en la penumbra. Y esos ojos verdes… fríos, atentos, como los de un animal viejo.Florencio Lombardi.El candidato más joven a presidente de la Nación. El maldito político al que todo el país amaba odiar. Y el que había disparado esa bala.Selene jadeó. Apenas podía moverse.Intentó alzarse, pero l
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