Danna es una joven de 20 años con una belleza natural y unos hermosos ojos de múltiples colores. Eros es el alfa de la manada azul. A sus 30 años, era un hombre arrogante, frío y calculador. Tiene una novia que no era su mate, Lamia, una joven alfa que debe marcar para ser la luna de la manada y forjar alianzas. El día de la proclamación de Eros para ser el gran alfa de alfas, le llegó un olor delicioso que se le colaba por sus fosas nasales, descontrolándolo. Él buscó la procedencia hasta que vio a Danna; sus miradas se cruzaron y Eros se enfureció al ver su aspecto de omega. Danna fue llevada a la mansión del alfa. Ella entró en celos y él sucumbió a la tentación; tres días pasaron llenos de pasión y Eros la marcó. Un día, Danna fue acusada de lastimar a Lamia; Eros, enfurecido, decidió obedecer a los viejos lobos; esa misma noche marcó a Lamia. Danna sufrió un dolor fuerte en su marca y descubrió que fue traicionada por su mate. En medio de su dolor, ella descubrió que estaba embarazada y que en la mansión tenía enemigos. Una noche logró escaparse, pero fue perseguida por lobos de la manada de su mate. Con la ayuda de la diosa Selene, unos lobos sin humanidad la encontraron y la protegieron. Cinco años después, Danna regresó para cobrar venganza a las personas que hicieron su vida desdichada en la manada azul, mientras que su hija Eos tenía una misión encomendada por la diosa Selene. ¿Qué hará Eros para recuperar a su mate? ¿Podría el odio y el resentimiento de Danna destruir al padre de su hija?
Leer másEn el bosque, Danna vivía sola en una cabaña. Fue criada en el campo por una pareja de omegas que la encontraron un día flotando en el río, dentro de una cesta. Sus padres murieron cuando ella tenía 18 años; su padre falleció mientras apoyaba al alfa Orfeo en una batalla para proteger las tierras del territorio sur, y su madre, al no tener a su compañero, murió de tristeza.
Danna aprendió a sustentarse por sí misma: cosechaba y cazaba su propia comida y, a veces, intercambiaba o vendía sus productos dentro de la manada.
Un día, fue al pueblo en busca de provisiones. Ese día la gente estaba alborotada y la plaza se entraba full de personas debido a la coronación del nuevo alfa de alfas. Ella, curiosa, decidió quedarse para observar el acto.
El consejo de ancianos y alfas de otras manadas estaban sentados esperando al nuevo alfa de alfa. Eros hacía 6 meses que había asumido su puesto de alfa de la manada azul tras el fallecimiento de su padre en una batalla por defender las tierras del sur de Alaska.
Por elección de los viejos lobos de las manadas, Eros fue nombrado alfa de alfas debido a que, al igual que su padre, era un guerrero luchador y estratega en las batallas. Además, tenía estudios académicos en la mejor universidad de Estados Unidos y regresó a la manada después de la muerte de su padre.
Eros hablaba al pueblo sobre sus deberes en la manada y en la región, cuando un olor exquisito entró desesperadamente por sus fosas nasales. Su lobo, Hércules, estaba descontrolado murmurando.
—¡Es mi mate!
Él buscaba la procedencia del aroma hasta que vio a Danna. Ella también estaba igual y sus miradas se encontraron. Danna se emocionó al observar al hombre alto y fuerte, de ojos azules; su porte era imponente, y su loba Hedé estaba inquieta. Eros se sumergió en esos ojos místicos por unos segundos, luego arrugó la cara y se sintió molesto al observar el aspecto de su mate con ese cabello negro azulado desaliñado. Llamó a uno de sus hombres de seguridad.
Danna se dio cuenta de cómo la miraba con desprecio, y allí su emoción desapareció. Salió corriendo, apartando a la gente de su camino, corrió por las calles hacia el bosque donde liberaría a Hedé, pero fue interceptada por tres guerreros que la atraparon.
—¡Suéltenme!, por favor, ¿quiénes son ustedes? —gritó desesperada.
—Cálmese, señorita, vamos a la mansión de Eros. Él pronto estará hablando con usted.
Danna fue montada a la fuerza en la parte de atrás de un carro y llevada a la mansión. Desde ese momento, ella supo que su vida cambiaría.
En el estudio, Eros estaba indignado por la mate que la diosa luna le colocó en su camino. No sabía por qué lo había castigado de esa manera. Cuando sus guerreros entraron con Danna, él la fulminó con la mirada. Pasó por su cabeza «¿Cómo se atrevía a huir de mí?» No podía negar que era hermosa y esos ojos lo deslumbraban, pero para su mandato como alfa de alfas, ella no le servía como mate.
—Omega, ¿cómo te atreves a escapar de mí? Soy tu mate y debes aceptar tu destino conmigo —vociferó de forma tiránica.
Danna se sonrojó al oír su voz, le pareció agradablemente gruesa y áspera, se sintió indefensa delante ese monumento de hombre.
—¿Me escuchaste, omega? Desde ahora vas a estar encerrada hasta que decida qué hacer contigo —vociferó imponente y molesto.
Danna salió de su confusión y con tristeza rogó.
—Alfa, sé que le parezco insignificante, así que le ruego que me deje ir y le prometo que no me verá más.
El olor a flores silvestres no salía de sus fosas nasales. Eros no sabía ¿Por qué ese olor la afectaba tanto? Quería lanzarse a sus labios, pero tenía que mantener la postura. Cuando iba a contestar, escuchó una voz que la sacó de sus pensamientos.
—Eros, mi amor, ¿no me digas que está omega es tu mate? ¿Qué vas a hacer con ella? —expresó Lamia de forma tranquila y dulce.
Eros se acercó a ella con una sonrisa cálida y le tomó las manos con delicadeza y mirándola le susurró.
—¡Lamia! ¡Sí! Ella es mi mate.
—Eros, pero si es tu mate, ¿vas a deshacer nuestro compromiso? — soltó haciendo puchero.
—¡Lamia! Pronto serás la luna de la región. Te di mi palabra y a los ancianos. ¿Por qué mejor no vamos a descansar? — desvió la mirada a los guerreros que mantenían agarrada a Danna—. — Llévenla a la habitación del ala izquierda de la mansión, no la dejen salir, solo Gin podrá entrar para llevarle comida.
— Como ordene, alfa.
Danna estaba devastada por la escena que acababa de presenciar. Su corazón sangraba de decepción al ver cómo Eros le hablaba a otra loba. A regañadientes, se dejó guiar por los hombres hacia la habitación que le habían asignado. Al entrar, suspiró con tristeza al contemplar su destino, marcado por la diosa luna: un mate frío y arrogante que no la amaba a ella sino a otra loba.
Con ganas de llorar, se recostó en la puerta y observó el lugar con desánimo. La habitación estaba pintada de blanco y tenía una cama en el centro. A un costado, se encontraba una mesa y un pequeño closet. También notó una puerta a la derecha, que seguramente conducía al baño.
Caminó hacia la ventana, buscando una posible vía de escape, pero se dio cuenta de que estaba demasiado alta para saltar. Dio unos pasos hacia la cama y sintiéndose abrumada por lo que pasó se sentó en ella.
En ese momento, decidió conectarse con su loba en busca de consuelo y fortaleza.
—Hedé, nuestro mate nos desprecia. Ese idiota es prejuicioso por ser omega.
—Si decide rechazarnos, seremos una deshonra y nos confinará de estas tierras —Su loba estaba ansiosa.
— Loba tonta, por su mirada fría y sin ninguna emoción, te aseguro que estamos en problemas. Si es así, prefiero quedarme sola.
Hedé se entristeció al pensar en un posible rechazo de su mate. Danna liberó su enlace cuando sintió que abrían la puerta. Una joven llegaba con unos vestidos en una mano y en la otra una bandeja con comida. Miró a Danna de arriba a abajo y arrugó la cara. Con voz despectiva, le dijo:
—Soy Gin, aquí le manda la señora Lamia, luna del alfa Eros, para que cambie esos trapos mugrosos y también el alfa le envía comida.
Danna rodó los ojos y apretó los dientes. Sentía la mirada pesada de la joven sobre ella. Solo pudo levantarse y tomar las cosas para luego decir.
—Gracias.
Gin, con desinterés, le dio la espalda y salió de la habitación. Danna se dispuso a comer y luego se acostó y se durmió hasta el día siguiente.
Eda salió de la habitación con cautela como si nada pasara. Bajo las escaleras y llegó donde se encontraba la familia que había llegado para celebrar el cumpleaños de su cachorro.El pequeño Mateo se abalanzó hacia su padre, un destello de alegría se reflejaba en sus ojos mientras extendía los bracitos desesperado para que lo cargara. La conexión entre padre e hijo fue instantánea. Desde ese instante, Magnus se convirtió en el epicentro de la felicidad de su hijo, quien ya no quería estar con nadie más.Eos fue la última en llegar con Perseo y sus gemelos, que alegres corrían y balbuceaban palabras. Las risas flotaban en el aire, como si el tiempo se detuviera para capturar ese preciso momento de unión familiar.Dylan no pudo asistir a la reunión familiar. Él, meses atrás en su viaje hacia la manada Vilkas, había hallado a su mate, o más preciso aún, ella lo había robado y huido en su trayecto hacia la manada.Dylan había dedicado meses buscando a su mate, siguiendo pistas dispersas la
Sabrina se encontraba en la habitación, sintiendo una mezcla de sentimientos que le resultaba desconcertante. En ese momento, Eda entró al baño y, busco un espejo de mano, camino otra vez hacia la cama y le estiro la mano.—Toma y mira tú misma la linda marca que te hizo Donis —comentó, señalando la zona del cuello.Sabrina tomó el espejo y lo ajustó para poder observar la marca. Al verla, se llevó la mano a la boca, notando que la zona estaba ligeramente enrojecida. Sin embargo, la marca no parecía una simple mordida; más bien, tenía la apariencia de un tatuaje hermoso. Un suspiro escapó de sus labios, y con gesto expresivo, le devolvió el espejo a su amiga, haciendo un puchero que reflejaba su confusión y preocupación, decidió abrirse con su amiga.—Sí, es hermosa, no lo voy a negar. Pero yo no estoy preparada para esto, amiga, para tu mundo —Sabrina bajó la mirada, expresando con sinceridad sus temores—. No quiero renunciar a mi sueño de conocer ciudades por un hombre, bueno, un ho
En ese instante, la puerta se abrió abruptamente, interrumpiendo el intenso beso que compartían.—Veo que se están entendiendo muy bien —intervino Eda con una sonrisa amplia.La vergüenza invadió el rostro de Sabrina al ser descubierta por su amiga. Heracles, levantándose de la cama, se acomodó en la silla cercana.—Amiga, ¿dónde estabas? Bueno, lo que viste, eje, simplemente sucedió en el momento, ya sabes —expreso nerviosa lanzando una mirada a Heracles que estaba igual que ella—. ¡Ay, amiga, fui yo quien lo besó primero! —concluyó, haciendo un puchero avergonzado.—Eda, ella no tiene la culpa. Sabes a qué se debe, —explicó Heracles, tratando de hacerle entender a su prima que es llamado de la conexión entre ellos.—No se preocupen, tortolitos —se acercó a la cama y se sentó en la punta de ella, miró a su amiga con una sonrisa tierna y le preguntó—. ¿Cómo te sientes, Sabri, y qué tal la compañía?—Estoy bien —abrió los ojos de repente, sorprendida—. Amiga —vociferó con asombro—, se
Eos deslizó su dedo suavemente sobre la herida de Sabrina, luego dirigió una mirada cálida a su hermana, acompañada de una sonrisa amable.—Llevémosla a una habitación; pronto despertará asustada y será mejor que tú hables con ella. Heracles ya la marcó como suya; la herida sanará pronto, y hasta le quedó hermosa —comentó en tono bromista. Su alegría era evidente al saber que la dulce niña pronto formaría parte de la familia.—Donis reclamó lo que es suyo —expresó Dylan soltando una carcajada—. El chico recto y tímido de la familia no haría nada para evitar que su mate se fuera y su lado animal actuó.Heracles lo echo un vistazo matarlo matándola con la mirada. Sentía pena por la pobre chica; para él, era hermosa y su olor lo atormentaba. Siempre convivió con su abuelo; sus primos eran su círculo social, y pocas veces interactuaba con otras lobas. De reojo, observaba a la morena que parecía dormida. Cuando vio que Magnus iba a cargar a su mate, declaró.—Yo la cargo —se puso de pie rá
Magnus entró con paso decidido a la oficina de Eda y cerró la puerta tras de sí, su corazón latía con la intensidad que amaba a su mate. Observó cómo Eda se sentaba en la silla, su expresión reflejando una mezcla de incertidumbre y resentimiento, mientras él tomaba asiento frente a ella.— Mi hijo, ¿cómo está? Los he extrañado. No ha pasado un día desde que me marché, que no he dejado de pensar en ustedes —susurró Magnus, tratando de romper el hielo con una dosis de nostalgia.— Mateo está bien, pero extraña a su padre — Eda, con la mirada gélida, respondió sin titubear.Magnus sintió la necesidad de desentrañar la maraña de emociones que los envolvía, pero buscaba en su mente las palabras adecuadas que se resistían a salir. Tomó una profunda bocanada de aire y expresó.— Eda, estoy aquí porque te amo. No los he abandonado como piensas. Yo también tenía mis propias batallas en la empresa. Comprendo que había una lucha aquí, pero también había una lucha en mi mundo. Creo que estás sien
Los guerreros se adentraron en la manada azul, y un estallido de aplausos y festejos les dio la bienvenida. Las hermanas, al divisar a sus padres, no pudieron contener la emoción y corrieron hacia ellos para abrazarlos.—Hijas, ustedes son mi mayor tesoro, y estas tierras no encuentran mejor protección que la que ustedes brindan —vociferó Danna, con sus ojos llorosos, reflejando la felicidad que le embargaba.—Somos las guerreras que somos gracias a ustedes; ustedes son nuestro faro, nuestro ejemplo a seguir —manifestó Eda, apartándose de su padre y sosteniendo a Mateo en sus brazos.Perseo, al divisar a sus hijos, avanzó hacia ellos con paso firme. Eulio, al ver a su padre, se le lanzó con una sonrisa desbordante mientras balbuceaba emocionado.—Papaaa… yo quiero a papaaa…Perseo envolvió a su hijo en un abrazo, y unas lágrimas silenciosas resbalaron por sus mejillas. En el momento de su captura, jamás habría imaginado que experimentaría de nuevo el cálido consuelo de abrazar a sus p
Último capítulo