Bajo la superficie de la rutina, los compromisos y las máscaras sociales, existen deseos que pocos se atreven a confesar. "Deseos Ocultos" es una serie de historias independientes pero entrelazadas por un hilo común: personas comunes que descubren el poder del placer, el arte de la rendición y la belleza de los límites consensuados. Cada libro explora una relación distinta, donde el juego entre el control y la entrega despierta emociones profundas, transforma vidas y revela pasiones largamente reprimidas. Desde ejecutivos exitosos hasta artistas incomprendidos, desde matrimonios apagados hasta amantes prohibidos, todos ocultan algo... hasta que el deseo los desnuda por completo. BDSM suave, juegos de poder, sensualidad refinada y relaciones intensas se entrelazan en estas páginas, donde el consentimiento y la confianza son tan excitantes como el placer mismo. ¿Te atreves a explorar tus deseos ocultos?
Leer másMe complace anunciar el lanzamiento de mi nueva novela
Una historia intensa, envolvente y llena de emociones que exploran los límites del deseo, el misterio y las conexiones humanas más profundas. Ella tenía su vida bajo control… hasta que él apareció. Él no creía en los sentimientos… hasta que la conoció. Juntos, desafían las reglas y se enfrentan a lo desconocido. Comparte si te gustan las historias que te mantienen pegado a cada página. Esta es mi primer novela erótica con toque leve BDSM, gracias por acompañarme en esta nueva aventura. Serán dos libros de 30 capítulos. PRONTAS PARA LA PASIÓN 🔥 PRESENTACION DE PERSONAJES Elena Navarro Edad: 32 años Profesión: Escritora de novelas románticas Personalidad: Curiosa, reservada, emocionalmente reprimida, con una inteligencia aguda y una sensibilidad artística que a veces choca con su inseguridad. Apariencia física: Cabello castaño oscuro, largo y ondulado. Ojos verde oliva. Complexión esbelta, elegante sin esfuerzo. Historia personal: Tras una traición amorosa y un bloqueo creativo de más de un año, acepta una invitación a un exclusivo club privado para romper con su zona de confort. Curiosidades: Nunca ha tenido una relación plenamente satisfactoria. Se siente atraída por el control y la entrega, aunque aún no lo entiende. Dorian Blackwood Edad: 41 años Profesión: Empresario y dueño del club BDSM "La Rosa de Sangre" Personalidad: Dominante, carismático, frío en apariencia, pero con una intensidad que atrapa. Intelectual, exigente, protector en su rol como amo. Apariencia física: Alto, cabello negro con ondas discretas, barba bien cuidada, ojos grises como acero. Siempre impecablemente vestido. Historia personal: Heredero de una fortuna británica, viajó por el mundo antes de abrir su propio club en España. Tiene un pasado oscuro con una antigua ama que desapareció misteriosamente. Filosofía BDSM: El consentimiento es sagrado. Cree en la conexión emocional tanto como en la disciplina. Jamás mezcla placer con amor… hasta que conoce a Elena. Kael Moreau (personaje secundario clave) Edad: 38 años Profesión: Psicólogo y sumiso experimentado del club Personalidad: Empático, perspicaz, provocador, algo sarcástico. Apariencia física: Delgado, refinado, rostro afilado, mirada penetrante. Relación con los protagonistas: Amigo cercano de Dorian, es el primero en notar la conexión emocional entre él y Elena. Se convierte en confidente de ambos. Curiosidad: Aunque es sumiso, tiene más control emocional que muchos dominantes. Guarda un afecto especial por Elena. Isolde Krämer Edad: 42 años Profesión: Dominatrix profesional y ex ama de Dorian Personalidad: Altiva, elegante, posesiva, intensamente emocional aunque lo oculte bajo una fachada de seguridad. Astuta, manipuladora cuando siente amenaza. Apariencia física: Rubio platino, corte bob perfecto, ojos azules fríos como el hielo. Viste siempre con cuero o látex oscuro, con un aire de realeza peligrosa. Historia personal: Fue la ama que inició a Dorian durante varios años. Su relación terminó abruptamente tras un incidente que dejó cicatrices emocionales en ambos. Isolde juró ser la unica mujer que domine a Dorian. Se convirtió en dominatrix dentro del club. Relación con los protagonistas: Siente celos de Elena desde el primer momento. Ve en ella una amenaza no solo para el equilibrio del club, sino para su lugar en el corazón de Dorian. Objetivo en la trama: Desestabilizar la relación entre Dorian y Elena, aunque parte de ella aún desea recuperar lo que tuvo con él. Curiosidades: En su apartamento guarda un retrato de Dorian pintado por un artista sumiso. En el fondo, aún está marcada por él Odelia Williams Edad: 29años Nacionalidad: Estadounidense Color de piel: Morena cálida, con un brillo natural seductor Cabello: Largo, rizado, de color negro azabache Ojos: Miel con destellos dorados, expresivos y envolventes Cuerpo: Curvas armoniosas, figura atlética y elegante Estilo de vestir: Sensual y refinado, con toques de encaje y cuero; domina el arte de la provocación sin caer en la vulgaridad Rol en el club: Sumisa entrenada, pero no pertenece exclusivamente a Dorian. Disfruta del juego, pero siempre en control de sus propias reglas. Personalidad: Sensual, segura de sí misma, emocionalmente astuta Discreta pero observadora, sabe cuándo hablar y cuándo actuar Empática con otras sumisas, guía silenciosa para quienes recién comienzan Guarda secretos del club y de sus miembros, lo que la convierte en una figura enigmática Relación con Dorian: Compañera de juegos en varias escenas Amiga íntima, cómplice en dinámicas complejas, pero sin ataduras emocionales ni exclusividad Fue quien introdujo a Elena en experiencias nuevas desde la suavidad femenina Curiosidades: Tiene estudios en psicología y entiende el impacto emocional del BDSM Ama el jazz y suele cantar en privado mientras se viste para las sesiones Tiene un tatuaje oculto en la cadera: una serpiente enroscada en una rosaLa habitación del hospital estaba sumida en un silencio casi opresivo. Dorian permanecía recostado, el vendaje en su costado le recordaba cada segundo que todavía no estaba listo para volver a la guerra, ni a los negocios turbios que giraban alrededor de su familia. Sin embargo, lo que más pesaba en su mente no era la herida, sino la traición. Octavio, su medio hermano, había vendido su secreto más grande a Richard. Y esa traición no se podía quedar impune.Desde niño, Dorian había aprendido que en la familia Blackwood no existía espacio para la debilidad. Ni para la ternura. Su madre, Helena, lo había traído al mundo, pero jamás lo protegió del carácter duro y despiadado de Richard. Él había sido su sombra constante, la medida exacta de lo que significaba ser un Blackwood, disciplina, control y un poder absoluto sobre los demás.Con su madre no existía relación alguna, no eran confidentes, ni siquiera aliados silenciosos. Helena había preferido mantenerse distante, desde su divorcio
La noche estaba envuelta en un silencio extraño, como si incluso las estrellas hubiesen decidido apartar la mirada de lo que estaba por suceder. El aire frío de las afueras de la ciudad quemaba la piel, y la bruma se colaba entre las sombras de los edificios abandonados. Era el escenario perfecto para una despedida cruel, una que quedaría grabada en la memoria de Dorian para siempre.Isolde apretaba el volante de su coche con fuerza, tanto que sus nudillos estaban blancos. Había ensayado cada palabra, cada gesto, cada sonrisa falsa que tendría que mostrar. Pero el corazón latía con una fuerza tal que temía que su pecho se rompiera en pedazos. Había tomado una decisión irreversible: debía terminar con Dorian, aunque significara convertirse en la villana de su historia.En su mente se repetían las palabras de Lorenzo, y peor aún, las amenazas del padre de Dorian. Si no lo alejaba, si no lo destruía, Dorian sería el primero en caer bajo la guerra que se avecinaba. Más vale que te odie vi
El café donde lo habían citado tenía un aire elegante, demasiado frío para el encuentro que se avecinaba. El suelo de mármol reflejaba la luz artificial de las lámparas, y el aroma a espresso recién molido parecía un disfraz, un velo dulce que escondía lo que en verdad iba a ocurrir allí.Isolde llegó puntual, como siempre lo hacía cuando sentía que algo importante estaba en juego. Había recibido el mensaje esa mañana, redactado con una precisión quirúrgica:"Señorita Isolde, la espero esta tarde a las cinco. No falte. - RichardBlackwood"El padre de Dorian.Había leído esas palabras una y otra vez hasta grabarlas en su mente. Sabía que no podía ignorarlas. Richard Blackwood no era un hombre que repitiera una invitación; la convertía en orden.Respiró hondo antes de entrar, y al cruzar la puerta lo vio enseguida. Estaba sentado en una mesa apartada, con vista directa a toda la sala, como un general vigilando un campo de batalla. El traje impecable, la corbata oscura, y esa mirada afi
La tarde se deslizaba lentamente hacia la noche, bañando la ciudad con tonos rojizos que parecían pintados para ellos dos. En el penthouse de Dorian, las cortinas estaban apenas entreabiertas, dejando entrar la luz que iluminaba la figura de Isolde recostada en el sofá, su piel aún tibia por el calor de su último encuentro. Dorian, a su lado, la observaba con una mezcla de devoción y deseo. Era como si el mundo hubiera reducido su tamaño hasta caber únicamente en esa sala, en sus miradas y en los silencios cargados de significado.—Eres peligrosa —murmuró él, con una sonrisa casi incrédula, mientras deslizaba sus dedos por la clavícula de ella.Isolde arqueó una ceja, juguetona. —¿Por qué lo dices?, ---—Porque cada día que paso contigo me convenzo más de que no sabría cómo dejarte ir —respondió Dorian, sin apartar la vista de sus labios.El corazón de Isolde dio un vuelco, durante semanas había intentado resistirse, encerrar sus sentimientos en una caja hermética. Pero cada gesto de
La noche había caído sobre la ciudad con una delicadeza casi solemne. El cielo, salpicado de estrellas tímidas que apenas lograban imponerse sobre las luces urbanas, parecía una manta que invitaba a los secretos. Isolde se encontraba frente al espejo de su habitación, contemplándose como si buscara respuestas en sus propios ojos. Había pasado días luchando contra la intensidad de lo que sentía por Dorian, tratando de convencerse de que aquello no era más que un espejismo, un reflejo de la intensidad de sus juegos y de la intimidad física que los unía.Pero esa tarde, mientras él había sostenido su mano más tiempo del necesario al despedirse de una reunión informal en su apartamento, algo en su interior se derrumbó. El calor que recorrió su piel no tenía nada de casual. No era deseo, no era simple atracción, era ternura, complicidad, un latido que nacía del alma.Isolde respiró hondo, como si quisiera sacarse de encima un peso invisible, y bajó las escaleras con pasos medidos. Dorian l
El aire fresco del campo todavía impregnaba la piel de Isolde cuando abrió los ojos aquella mañana. El canto de los pájaros era un recordatorio cruel de que estaba lejos de la ciudad, lejos de los muros que solía levantar a su alrededor y de la máscara que tanto la protegía. Por primera vez en mucho tiempo, no se sintió rodeada de caos ni de sombras.Se giró con lentitud, y allí estaba é, Dorian, durmiendo a su lado, con el cabello revuelto y una expresión de paz que rara vez mostraba cuando estaba despierto. Se sorprendió a sí misma recorriendo cada detalle de su rostro con la mirada, grabando en su memoria la curva de su mandíbula, la forma en que sus labios apenas se entreabrían, el modo en que su pecho subía y bajaba de manera pausada.Isolde había compartido camas con muchos hombres antes, siempre desde la posición del poder, del control. Nunca los había observado con esa ternura, ni se había detenido a pensar en lo que significaba tenerlos a su lado más allá de la pasión. Pero c
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