Boris ayudó a Alina a alejarse del horror que acababa de presenciar. Pero su mente seguía dando vueltas.
«¿Qué era esto que Viktor había hecho? ¿Era protección? ¿O era una demostración de poder?», se preguntaba angustiada.
—Laura, noooo —volvió a gritar—. ¿Qué hiciste? —intentó voltear a mirarlo pero Boris nos e lo permitió, la cargó en sus brazos y la alejó del lugar.
Y mientras Alina temblaba entre los brazos de Boris, Viktor no mostró ningún signo de arrepentimiento. Él había hecho lo que había tenido que hacer. Todo por ella.
El cuerpo de Laura yacía inmóvil en el suelo, la sangre se extendía lentamente sobre el suelo de madera. El brillo de sus ojos se apagó, llevándose consigo cualquier resto de compasión que aún pudiera quedar en este mundo. Viktor no movió ni un músculo, su rostro estaba neutro, inquebrantable como siempre, aunque sus ojos, normalmente fríos y calculadores, ahora parecían más oscuros que nunca.
Alina, temblaba de pies a cabeza, intentó apartarse, pero la mano