El silencio en la habitación era pesado, casi palpable, como si el aire mismo estuviera denso por la falta de palabras. Alina se encontraba sentada junto a la ventana, mirando al vacío con los ojos llenos de una tristeza tan profunda que parecía no poder salir de su cuerpo. La carta de su madre seguía guardada en su bolsillo, como un recordatorio constante de la realidad a la que ahora se enfrentaba. La muerte de Laura había dejado un vacío en su corazón que no sabía cómo llenar. Alina sentía que su alma se había quedado atrapada en el mismo lugar donde comenzó su caída.
Viktor había estado observándola desde el umbral de la puerta, sin acercarse. Había algo en el aire, una tensión que lo mantenía alejado, pero que también lo mantenía vigilante. La decisión de darle una segunda oportunidad a los padres de Laura había sido difícil, pero algo dentro de él sentía que era lo correcto. A pesar de todo lo que había sucedido, había una parte de él que aún quería hacer lo que estaba bien, por