Mundo de ficçãoIniciar sessãoElla se ha sentido atrapada en el pasado de unos padres irresponsables que no han hecho el mínimo esfuerzo para obtener su atención, dejándola en completa soledad. No necesita ser amada ni escuchada, lo único que ella quiere es vengarse de todos aquellos que le hicieron daño. Sin embargo, el mal existe y tiene ojos de demonio. Un hombre bastante atractivo, peligroso y arrogante, que ha llegado para arrebatarle el alma a quien sea con las manos. Aquí nada es lo que parece y con él, nada puede salir como lo esperabas. Ya que te recordará que no has debido firmar un pacto con el diablo. El destino es cruel y a veces te sumerge en una oscuridad de dolor. Pasión, engaños, egoísmos y un desenfreno, te recordará que nunca has debido aceptar, entrar en el infierno de aquel hombre malvado.
Ler maisSelene no dejaba de observar la última publicación de Alejandro Urdiales en redes sociales.
El hombre, arrodillado frente a una hermosa chica de pelo rubio y ojos celestes, le pedía matrimonio. La escena era digna de un cuento de hadas. Flores. Un cielo estrellado y las olas rompiendo de fondo. Incluso podía imaginarse el sonido que hacían al chocar con la orilla. Limpió una lágrima silenciosa que se deslizó por su mejilla, mientras notaba cómo la publicación aumentaba en likes y comentarios sobre felicitaciones. Sumergida en aquella tortura, recordó cómo había iniciado su relación con el hombre. —Por favor, opera a mi madre. Haré lo que quieras —había suplicado casi de rodillas. Él había pasado de ella, viéndola como si fuera insignificante, pero insistió tanto, lo persiguió hasta el cansancio, que terminó quitándole la virginidad en un baño de la clínica. Y allí, frente al lavabo, con la máscara de pestañas corrida, vio su reflejo en el espejo que le decía: —Estuvo bien, pero no lo suficientemente bien para costear una operación de miles de dólares. ¿Tienes algo más que ofrecer aparte de ese cuerpo tuyo? Inmediatamente, pensó en la casa alquilada donde vivían, en su hermanita con síndrome de Down, en su trabajo de medio tiempo y en sus estudios recién iniciados. Aparte de ochenta dólares en su bolsillo no tenía nada más que ofrecerle. Y él lo leyó en su expresión, porque con una sonrisa arrogante, dijo: —Lo suponía. —Por favor… —suplicó de nuevo, viéndolo darle la espalda para marcharse. La miró por encima del hombro antes de decir: —Tu cuerpo no es gran cosa para mí. Ni porque me lo des mil veces podrías pagarme. Pero seré generoso esta vez —se burló en un tono cínico—. Haremos un trato. Tres años siendo mi amante y quizás con eso podría bastarme. Pero si no es así, entonces me darás el dinero. —Está bien —no lo meditó demasiado antes de responder. No tenía tiempo para eso. La vida de su madre estaba en juego. De eso habían pasado ya poco más de dos años. Su relación con Alejandro había sido redactada en un documento que había firmado sin saber que después de estampar su firma se vería obligada a estar a su merced siempre que al hombre le apeteciera, cosa que, para su mala suerte, era muy frecuente, ya que incluso ese día, luego de pedirle matrimonio a aquella mujer, había solicitado su presencia en su departamento. Por un momento pensó que aquella reunión era para ponerle un fin a todo esto. Ahora que finalmente se casaría, lo más lógico era que ya no quisiera que siguiera siendo su amante. Era unos meses antes de lo estipulado, pero estaba bien con esa decisión. Sin embargo, cuando el hombre llegó, desajustándose la corbata y lanzándola al sofá como si nada, vio en sus ojos una intención que estaba bastante alejada de una conversación. No, Alejandro Urdiales no había venido precisamente a platicar. Se acercó a ella sin saludar, tomándola por la cintura, mientras buscaba sus labios. Cosa que no consiguió porque no pudo evitar girar el rostro en el momento exacto. —Y entonces te vas a casar… —sacó el tema. Se sintió como una mujer celosa y estúpida, pero necesitaba saber qué pretendía hacer él a continuación. —Sí —su respuesta fue seca y parca, mientras repetía el proceso de intentar besarla. Sintiendo una punzada en el corazón, se alejó con suavidad, tratando de no parecer demasiado afectada. —Supongo entonces que este es el fin —dijo con calma, manteniendo a raya todas las emociones que querían rebasarla. —¿El fin? —entrecerró los ojos, nada contento con sus palabras. —Sí. No creo que tenga sentido para ti tener una amante cuando tendrás a una mujer tan bonita esperándote en casa, ¿o sí? —¿Son estos celos, Selene? —la tomó bruscamente de la barbilla para que lo mirara a la cara—. Que yo sepa no te pago para que te pongas con este tipo de ridiculeces. —Nunca te he pedido dinero, Alejandro —alzó la voz, sintiéndose ofendida. —Pero a mí no me gusta que la mujer con la que me acuesto parezca una pordiosera y por eso te lo di. —Puedo devolverte hasta el último centavo —sabía bien que había sido mala idea aceptar sus regalos. —Bien, devuélvelo, pero tenemos un trato y no lo puedes romper. —¡Ya han pasado dos años! ¡Creo que he pagado suficiente y si no es así… conseguiré hasta el último centavo! ¡Te lo daré todo! —¿Conseguirlo dónde? ¿En esa cafetería de mala muerte en la que trabajas? ¿O es que piensas ofrecer tus servicios a otros hombres? —sus dedos se incrustaron en su barbilla con mayor fuerza. La estaba insultando. La estaba llamando puta en su propia cara, cuando el único hombre con el que se había acostado había sido él. —Lo único que debe importarte es que te pagaré —alejó su mano, mirándolo de forma desafiante. —Pues lo único que en verdad importa aquí es que tenemos un contrato, Selene. Tres años. Ni un día más ni uno menos —puntualizó con rabia—. Créeme cuando te digo que no quieres conocer lo duro que puedo ser con aquellos que no cumplen su palabra. Así que deja de actuar como la pobre esposa engañada y desvístete de una buena vez, que no vine aquí para hablar contigo. La joven empuñó las manos, sintiéndose impotente, mientras lo veía acercándose con aquel aire triunfante, ignorando sus inconformidades, para tomar de ella lo único que siempre le había interesado: su cuerpo. Porque en este tipo de relación el corazón no tenía importancia, mucho menos los sentimientos.AZAHEL TORRICELLIROMA, ITALIA✧----------------➣— No quiero que le quites los ojos de encima — le ordeno a Lucas.— Como usted diga, señor — asiento y me voy a la sala de estar, donde me espera Louis. No le mentí cuando le dije que estamos en un piso alto, ya que estoy en un penthouse en donde vivo actualmente en Roma, contraté a un médico especialista para que estuviera al pendiente de ella las veinticuatro horas del día. No la quiero débil, necesito esa fortaleza que siempre carga para que hablemos de cosas mucho más importantes. Sobre negocios, por ejemplo. — ¿Cómo sigue la fiera de tu novia? — dice Louis cuando entro al despacho y me peino el cabello con las manos. — La tuve que dormir — digo cortante — Y no es mi novia, así que déjate de estupideces ya. Tengo que comenzar a trabajar en la captura de Salvatore Russo, ese hijo de p3rra es el as3sino de mi madre, lo recuerdo perfectamente y sabe que tenemos una deuda asegurada. Es por eso que desde hace años ha estado peleando
AZAHEL TORRICELLIROMA, ITALIA✧----------------➣— Si eso es lo que deseas — susurro sobre sus labios — Dame el placer de hacerlo con mis propias manos — aprieto un poco más sobre su cuello, quiero asustarla, que entienda que soy peligroso y no un idiota. — Tú no eres capaz de hacerlo — me desafía. — Creo que nadie te ha dicho que no es bueno tentar a un demonio — el bastardo que existe dentro de mí, hace que ella sienta un poco la fricción de nuestros cuerpos. — No te tengo miedo — dice, pero sé que sigue mintiendo. Su voz temblorosa la delata. — Deberías tenerlo, niñata. — ¡No soy una niña! — vuelve a gritarme y en un movimiento rápido y con fuerzas, la llevo a la cama. Unos golpes suenan en la puerta y es su amiga pidiendo que la deje en paz. Me causa risa ya que no la estoy torturando, tampoco le haré lo mismo que ese imbécil, solo quiero que se calle la boca, que deje de echarme en cara una y otra vez lo por lo que pasó y si, puede que no sea la mejor manera de hacerla ent
AZAHEL TORRICELLIROMA, ITALIA✧----------------➣Definitivamente, este jueguito entre nosotros tiene que acabarse, no puedo seguir mostrandome vulnerable frente a la mujer que constantemente me está haciendo flaquear y al mismo tiempo me da pelea haciendo lo que sé le dé la gana. Me alejo de ella con brusquedad sintiendo la necesidad de volver a besarla, ella tiene la respiración acelerada y los labios rojos por el beso de hace un momento. — Es mejor que entremos — mi tono de voz cambia a uno mucho más severo — Y te agradezco, que dejes de chillar como una loca, está noche no tengo paciencia — la agarro del brazo sacandola a empujones de la camioneta. Mi temperamento es un termostato que sube y baja en cualquier momento y si soy un poco sincero conmigo mismo. Me doy cuenta que Emma, está manteniendo a raya mi temperamento hostil y de solo pensarlo se me revuelven los jugos gástricos por dejar que una chica como ella me mangonee simplemente por ser hermosa. No puedo seguir permitien
EMMA DALTONROMA, ITALIA✧----------------➣— Ningún señorita, para sí soy Emma — me enfurezco — No soy la mujer de ninguno de tus esbirros. — No tengo autorizado llamarla como usted diga — definitivamente comienzo a perder la poca paciencia. Parece que no fuéramos a llegar nunca al lugar, y no puedo ver nada ni una sola pista de donde estamos. Ya sé que estamos en Roma, he venido a este lugar, pero nunca he explorado tanto como para saber que es una zona boscosa y no negaré que es un lugar realmente hermoso, incluso en plena oscuridad. — ¿A dónde vamos? — pregunto a Daeris, quién parece tranquila y en silencio — ¿Tú noviecito no te lo dijo? — niega con la cabeza y puedo ver la angustia dibujada en su rostro. Recuesto la cabeza sobre el asiento y simplemente pienso en como huiré de aquí, no puedo seguir permaneciendo en un lugar donde este Azahel, aquella noche fué un error besarnos, y es que no solamente es el beso, es que si hubiera permitido que me siguiera acariciando, ahora m
EMMA DALTONROMA, ITALIA✧----------------➣No puedo creer que se comporte como un animal, ordenandole a sus bestias de hombres que me tomen como si fuera una bolsa de patatas. — ¡No quiero que me toques, idiota! — forcejeo con el hombre que me mete a empujones a la camioneta y entro en panico — ¡Sueltame! — Quedese quieta señorita, puede lastimarse — dice el muy idiota — Si no se comporta, tendré que amarrarla — sigo forcejeando, no me voy a dejar por este idiota. Miro a mi alrededor y Daeris se sube al auto con ese rubio estupido y la ira se arremolina en la boca de mi estómago. — ¡Estupida traidora! — grito y al ver que no me quedo quieta, el hombre decide colocar mis manos detrás de mi espalda y me las ata. — Lo siento, no quiero lastimarla — dice con voz delicada — Pero, estaré manejando y no quiero que me ahorqué mientras lo hago y matarnos señorita. — Me las pagaras muy caro — gruño y me deja sobre el asiento. Las cuerdas no están tan ajustadas, no me lastiman las muñeca
AZAHEL TORRICELLIROMA, ITALIANO QUIERO MÁS PROBLEMAS✧----------------➣El regreso a Italia, se hace en un silencio bastante incómodo. No pienso hablar de lo que sucedió, y ella ahora está dormida debido al sedante que se le puso para que no despertara en medio del viaje haciendo un escándalo. Salir de Moscú, nos ha costado mucho cuadrar la salida en medio de la madrugada. Ahora seguramente comenzara a actuar como si no existiera, que lo que sucedió no fué importante, cuando me dediqué a cuidarla estos días metidos en un lugar que no es cómodo para mí. Por otro lado, he tenido a su amiga reclamando por todo, y solo pienso que es una niñita tonta que debería besarme los j0didos pies por permitir que siga al lado de nosotros. — Parece que no tiene intenciones de agradecerte — suelta Louis, a mi lado. — Me importa una mierda — gruño entre dientes — Ahora no me fastidies con eso, lo que quiero es aterrizar y largarme a descansar — una risita estúpida lo aborda lo que me provoca ahorca
Último capítulo