Entre nosotros:
El amanecer llegó como una mentira más. Una capa gris cubría Danma City, opacando cualquier idea de claridad. Santi se despertó sobresaltado. No había tenido pesadillas. Lo que lo mantenía en vela eran las cosas que pasaban con los ojos abiertos.
Desde hacía semanas notaba gestos, palabras, miradas que no encajaban. Había gente que él mismo había salvado del fuego, de la tortura, de las calles, y ahora lo miraban con una mezcla de respeto y desconfianza. Como si esperaran algo de él... o como si se prepararan para traicionarlo.
No le costaba adivinar de dónde venía esa influencia.
Iván Mendoza no necesitaba levantar un arma. Le bastaba con meter dudas en las mentes justas, alimentar resentimientos, hacer que los salvados se sintieran dueños de algo que nunca construyeron. Y uno de ellos, Santi lo sabía, estaba demasiado cerca.
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A las afueras del refugio, en una estructura anexa que usaban para almacenamiento, Sofía caminaba con paso firme. Había decidido revisar la