El refugio estaba envuelto en un silencio extraño, apenas roto por el sonido rítmico de las respiraciones agitadas de los heridos. Afuera, DANMA CITY se mantenía en una calma tensa, la calma que antecede a un estallido. Después del golpe brutal que Iván había organizado, el grupo había quedado sacudido. Luna seguía luchando, su cuerpo resistía más de lo que cualquiera hubiera imaginado, aunque su piel sudaba frío y la palidez de su rostro preocupaba a todos.
Santi permanecía a su lado casi todo el tiempo. No se permitía apartarse ni un segundo de ella. Cada movimiento de Luna, cada gemido, cada gesto mínimo lo hacía estar en alerta. Zarella e Indira dormían en otro rincón, mientras Sarah y Sofía se turnaban para vigilar la entrada del refugio.
La joven ex miembro de los Mendoza había sorprendido a todos: resistía. Aunque el impacto del ataque la había dejado en estado crítico, seguía aferrándose a la vida. Sus labios murmuraban palabras incomprensibles mientras su respiración subía y