Capítulo 46 — Celebración.
El bullicio del anfiteatro aún resonaba en sus oídos cuando los seis miembros de Luna Creciente regresaron a la cabaña asignada. El aire olía a madera y a tierra húmeda, pero también a triunfo. Apenas cruzaron la puerta, todos rompieron en risas y exclamaciones.
—¡Lo logramos! —exclamó Mateo, alzando los brazos como si aún corriera entre los árboles.
—Más que lograrlo, nos comimos a medio torneo —replicó Sarah, dejando caer sobre la mesa un montón de vasos que había traído del comedor común—. Si hubieras visto la cara de Jackson cuando se fue con las patas vacías… ¡inolvidable!
Samuel se dejó caer en un sillón y asintió.
—Yo sí la vi. Parecía que se iba a atragantar con su propio orgullo.
Emili sonrió, algo ruborizada por tantas miradas fijas en ella. Sabía que su loba había captado la atención de todos, pero no se consideraba la única responsable.
—No fue solo mi actuación —dijo con firmeza—. Mateo arriesgó el pellejo cada vez que se metió a robar banderas. Sarah y Leandro defendiero