—Si ese bebé es mío, me perteneces —exclama el alfa enfurecido. —¿C-cómo? —pregunté temblorosa— no soy un florero, alfa Tyler. —No finjas, querías dinero. lo tendrás una vez me entregues al cachorro que crece en tu vientre **** ¡¡ y !! ¿Te imaginas ir al médico porque piensas que estás enferma y que te den la noticia de que estás ? Clara Montgomery es una joven belleza inigualable y humilde trabajadora con un corazón bondadoso y se entera de que en su vientre crece el heredero del alfa Neumann, uno de los apellidos de hombres lobos más poderosos e influyentes de Nueva York. Clara se encuentra atrapada en un juego de poder y pasión prohibida de la que no podrá escapar. Entre luchas legales, secretos familiares y un amor imposible, Clara se ve envuelta en una lucha desesperada por la felicidad en un mundo que los hombres lobos dominan y que suele ser muy falso en donde solo importa el dinero y el poder. ¿Podrá el amor de una madre resistir las pruebas del destino? ¿O serán arrastrados por fuerzas oscuras?
Leer másCapítulo 1
Noticia impactante
Clara se encontraba un poco nerviosa, mientras el doctor se sentaba en su escritorio, se veía tenso y nervioso y eso le preocupaba mucho a la joven chica que pensó que solo tenía algo viral.
—¡Clara, felicidades estas embarazada! —dice el doctor con una sonrisa tensa en su rostro.
La joven chica se queda congelada en el sitio por las palabras sin sentido que decía el doctor Davies.
—¡¿Qué?! —dijeron al unísono su mejor amiga, Emily y ella en total shock.
«Esto tiene que ser un error» piensa la chica sintiéndose fuera de lugar, lo último que esperaba al sentirse mal durante dos semanas es pensar que estaba embarazada.
—¿Es broma? ¿verdad? —le pregunta al doctor Davies riendo nerviosamente.
Cuando vio que el médico no rió ella, soltó un sollozo asustado.
—Explíquese, doctor Davies —exige su mejor amiga, Emily Truman bastante contrariada por la noticia— ¿Cómo es que una mujer virgen puede estar embarazada?
Emily se veía impactada con la noticia y Clara se imaginaba que su rostro sorprendido era un reflejo del de ella.
Sentía que su cabeza daba vueltas como si estuviera en una atracción peligrosa y no pudiera detenerlo.
«Esto tiene que ser un error» pensó de nuevo la inocente mujer.
—Se repitió la prueba de sangre por mi petición y dieron positivo una y otra vez, no hay un error. Es imposible que seas virgen. Estás embarazada, Clara —le repite el médico.
—¡No, esto tiene que ser una equivocación! Recordaría perder mi virginidad y quedar embarazada, doctor —le responde bajando mi voz gradualmente hasta que no fue más que un susurro, está temblando como una hoja.
¿Recordaría algo así? Se pregunta.
¡Claro que sí!
La respuesta en su mente es inmediata.
—Tenemos que llegar al fondo de esto, pudiste ser violada y no recordarlo —sugiere el doctor preocupado por su paciente— algunos eventos traumáticos son borrados de la mente al momento de la agresión.
—No, es imposible —Clara negó con la cabeza, aterrorizada con esa posibilidad— esto no puede estar pasando, es un mal sueño ¿verdad? —habló en voz alta, tanto el doctor como su amiga la veían con compasión— esto no me puede estar pasando.
De repente sintió que todo era demasiado, que le costaba respirar, sus pulmones no se expandían lo suficiente para tomar más aire.
Su mejor amiga estaba allí con ella como siempre, tomó su nuca fuertemente y puso la cabeza de Clara entre sus piernas, para minimizar su ataque de pánico.
Escuchó hablar a Emily a lo lejos de manera tranquila y calmada, la chica le pedía que siguiera su orden de respirar hondo y lo intentó, pero por unos interminables segundos no funcionaba. Clara pensó en las olas y una playa con arena blanca que tanto le gustaban, se imagina el viento meciéndose entre las palmas y poco a poco le puede hacer caso a Emily.
El doctor también estaba a su lado preocupado por su paciente aconsejándole igual que Emily, Clara se sentía un poco perdida, no sabía cómo afrontar las noticias que le daba el doctor Davies.
¿Le habían violado y su mente lo bloqueó para poder sanar?
—Investigaremos esto, esto no puede quedar así. Llamaré a la policía —dijo el doctor Davies una vez que volvió a su asiento y ella se sentía un poco más tranquila.
Perpetuas lágrimas seguían cayendo en cascadas por su rostro, y estaba cada vez más confundida a medida que pasaba los minutos.
—No, manejaré esto yo misma —les dijo antes de que hicieran la llamada.
—¿Estás segura? —pregunta Emily insegura de la decisión que tomaba su amiga.
—Sí, primero quiero averiguar qué pasó antes de involucrar a la policía —les comenta a ambos— yo no salgo de la mansión Montgomery.
Ella no se ha sentido rara, a excepción de la vez que salió del hospital.
—¿Crees que fue en el hospital? —pregunta el doctor con incredulidad.
—No sé qué más pensar, o fue en el camino o fue aquí dentro del hospital, doctor Davies —se sentía contrariada y un dolor de cabeza crecía a pasos agigantados en la joven.
—Entonces abriré una investigación en el hospital, pero estoy seguro de que debe de haber una explicación. Este es un hospital de renombre —dijo el doctor Davies muy seguro. Si era un error de su clínica era algo imperdonable.
¿Quién cometería semejante estupidez?
Poco después Emily y Clara se fueron del consultorio, el doctor le dio un par de folletos que no había visto por el momento y le dijo que le vería en una semana para ver qué decisión tomaba en cuanto a este embarazo no deseado.
¿Darlo en adopción?
¿Abortar?
¿Podría hacer una de esas cosas?
—Si fue en el hospital los podemos demandar —le asegura su amiga, aunque sabía en el fondo que Clara no haría nada, es el tipo de chica que evita los confrontamientos— el señor Montgomery no dejará que esto pase por debajo de la mesa.
El viejo alfa, Charles Montgomery.
Clara no había pensado en el anciano que esperaba en la mansión siempre con una sonrisa en su rostro. Luego de la muerte de su mamá, Charles Montgomery, fue un gran apoyo para ella.
—No le diré al señor Charles, Emily —le advirtió a Emily muy seria y antes de que la amiga insistiera se adelantó— no, ha estado muy enfermo y no quiero preocuparlo. Gracias por acompañarme, pero debo tomar un taxi.
Cuando sea el mejor momento le diré que estoy embarazada, pero no sé si contarle la verdad de todo.
—No te vas a salvar de mí todo el tiempo —señala como si fuera amenaza, pero el amor y la preocupación en su mirada era tan claro como el cristal— solo estoy preocupada por ti, Clara.
—Lo sé, solo necesito estar sola conmigo y mis pensamientos —le contesta abrazándola.
Paró un taxi luego de asegurarle que le escribiría en la noche y se fue a la mansión, necesitaba terminar la tarta que le tenía al alfa Charles para el día de hoy y empezar la cena antes de que Anabella y Bella molestaran con eso.
Al llegar se fue directa al área de la cocina, luego de una buena media hora sola unos pasos arrastrados seguido del ruido de un bastón le alertan que al anciano Charles está cerca de la cocina, se limpió las manos de uno de los paños de cocina que cargaba en su hombro cuando el anciano entra con una radiante sonrisa.
—Clarita —saludó— ¿Cómo te sientes? —pregunta abrazándola.
Cuando el alfa la abrazó sintió la imperiosa necesidad de llorar y refugiarse en los brazos del anciano, que era como un padre para ella.
Se dijo así misma que lo mejor era deshacerse de ese bebé, ella aun no estaba lista para ser madre, ni ahora y tal vez nunca.
Epílogo La brisa fresca de la mañana se filtraba por las ventanas abiertas, llenando la casa con el aroma de los pinos y flores silvestres que rodeaban la propiedad. Clara se movía con gracia por la cocina, sus manos acariciando suavemente su abultado vientre. Estaba embarazada de su cuarto hijo, un regalo inesperado pero bienvenido. A su lado, Tyler la observaba con una sonrisa de adoración, incapaz de contener el orgullo y la felicidad que sentía por su familia. Los gemelos de quince años, Kiran y Lucien, ahora jóvenes alfas en entrenamiento, estaban afuera en el patio, practicando sus habilidades bajo la atenta mirada de su padre. Los gemelos eran inseparables, compartiendo no solo el mismo rostro, sino también la responsabilidad de liderar la manada cuando llegara el momento. A pesar de su juventud, ya mostraban una gran madurez y destreza, aunque no dejaban de lado la diversión y las bromas que solo los hermanos pueden compartir. Dentro de la casa, Lucía, la más pequeña aunq
187Mientras se aleja, escucha a Leonard gritar su nombre, pero no se detiene. Sabe que ha ganado, no al derrotar a Leonard, sino al elegir no convertirse en lo que él quería que fuera. Al regresar a la manada, Anabella se presenta ante James, su cabeza en alto y su corazón más ligero. —¿Y Leonard? —pregunta James, con una mirada de expectación.—Ya no volverá a molestarnos —responde Anabella, sin dar más detalles.James asiente, leyendo la verdad en su expresión.—Has hecho bien, Anabella. Ahora, empieza una nueva vida.Anabella asiente, sabiendo que su verdadero desafío apenas comienza. Pero esta vez, lo enfrentará con una conciencia limpia y una voluntad renovada, pero su cuerpo estaba resentido de la batalla y su loba no estaba logrando sanar su cuerpo humano. Anabella yacía en el suelo, su cuerpo temblando levemente mientras la vida se le escapaba.James la llevo a una habitación, la herida en su abdomen seguía sangrando, y aunque James había llamado al médico, ambos sab
186—¿Leonard? —repitió, sintiendo un escalofrío recorrer su columna vertebral—. Pero, pensé que había desaparecido después de que… después de todo.¿El padre de Isabella había vuelto luego de todos estos años?—Lo hizo —respondió James—, pero está de vuelta, y más peligroso que nunca. Parece que tú no fuiste la única que cambió en estos años. Él está fuera de control y se acerca rápidamente a nuestro territorio. No puedo arriesgarme a que llegue aquí. Tienes que detenerlo, Anabella. Es tu última oportunidad de demostrar que ya no eres la mujer que alguna vez fuiste.Anabella se mordió el labio, sintiendo la presión de la decisión que debía tomar. Aceptar esta misión significaba enfrentarse a los fantasmas de su pasado y arriesgarse a perder lo poco que había recuperado de sí misma. Sin embargo, negarse significaba renunciar a la redención y posiblemente enfrentar la ira de James, quien no tendría reparos en enviarla a la cárcel o algo peor.—Lo haré —dijo finalmente, con una det
185James Montgomery había dedicado los últimos meses a planear y cumplir su venganza contra Anabella. La traición que ella había cometido, asesinando al antiguo alfa Charles, alejarlo de su compañera, casi matarlo a él mismo. No podía quedar sin castigo. Aunque Anabella había intentado huir, James la había atrapado y la había sometido a un régimen de trabajo forzado con cadenas de plata en sus tobillos, en lugar de enviarla a la cárcel. El castigo era arduo: limpiar la chimenea con un cepillo de dientes, fregar las baldosas una a una con un paño y realizar tareas extenuantes que parecían no tener fin. Era un trabajo duro, pero Anabella prefería ese castigo a enfrentar la condena en prisión.Un día, Clara y Tyler decidieron aprovechar su tiempo libre para ir a comer juntos. Los niños, Lucía, Kiran y Lucien, estaban bajo el cuidado de la abuela Hilda, quien se había quedado en casa con ellos. Clara y Tyler, deseosos de pasar un momento agradable, decidieron visitar a James y compart
184La atmósfera en la sala de espera estaba cargada de tensión. La noticia del parto adelantado de Clara había puesto a todos en vilo. Tyler, con el rostro marcado por la preocupación, se mantenía firme al lado de su esposa tratando de controlar a su lobo, sosteniéndole la mano mientras ella enfrentaba las contracciones. La abuela Hilda se había quedado en casa con Kiran y Lucien, preocupada, pero aliviada de no tener que lidiar con el caos de un parto anticipado.Drew y Zac, los dos guardaespaldas leales, estaban en la misma sala, junto con Nila, compartiendo miradas inquietas mientras esperaban noticias. Zac se había esforzado por mantener su distancia de Nila todos estos meses que había pasado en la boda de Clara y su alfa. La belleza de la loba había sido un recuerdo que no podía borrar de su mente siempre le había gustado la loba, pero sus inseguridades y temores le impedían acercarse a ella de nuevo luego de que tratará de irse de esa manera.Nila, sin embargo, no podía dejar
183Ha pasado una larga semana. Tras la muerte de Dominic, todo ha estado relativamente tranquilo, pero una nerviosa Clara siente que la calma no es más que una ilusión. Su corazón latía desbocado, y sus manos temblaban mientras miraba su reflejo en el espejo del baño. —Vamos, ¿qué esperas? —dijo Nila desde el otro lado de la puerta.—Estoy nerviosa... la primera vez que me pasó esto ni siquiera había practicado el sexo —respondió Clara, resoplando, sin querer salir del baño.—¿Me estás jodien.do, verdad? —preguntó Nila, anonadada.—Ojalá lo estuviera... los gemelos... cuando llegaron, pues llegaron mucho antes de que yo... pues... —Clara dudó, sintiendo un calor en las mejillas—, ya sabes...—Pero te hicieron cesárea, o sea que eso está como nuevo allá abajo —dijo Nila sin ningún pudor, soltando una carcajada.—¡Nila! —exclamó Clara, asombrada por el descaro de la loba—. Mejor hablemos de... —Se detuvo, tratando de pensar en algo que la distrajera—, ¡Oh sí! Ese lobo sexy llama
Último capítulo