El bosque de Grave Hills es un lugar pacífico, regido por viejas costumbres qué han llevado a Tessa a considerar qué ese es el lugar más aburrido de la tierra, pero todo cambia la noche en que su padre, un veterano de guerra qué sufre regresiones postraumáticas, vuelve del bosque con el cuerpo de una chica en sus brazos. Desde ese momento, Tessa tratará de averiguar la verdad que hay detrás de lo ocurrido, porque ella sabe que su padre es inocente de la muerte de la chica más popular de la escuela. Es entonces que se ve obligada a entrar en el mundo de lo desconocido e incluso lo sobrenatural para poder hallar al culpable
Leer más—¿Acaso no hay nada mejor que ese club en todo el pueblo?—se quejó Tessa de que su amiga le repitiera el mismo plan para cada fin de semana.
Se trataba del club de la media noche, el único bar en kilómetros a la redonda donde los jóvenes podían tomar todo tipo de cervezas artesanales sin tener que sufrir los estragos del alcohol, pero que de igual forma te hacía sentir animado y un poco alocado.
Era la única forma en que chicos entre quince y diecisiete años pudieran beber y divertirse sin qué la policía los molestara, pero Tessa estaba aburrida de ir siempre a ese lugar. Al principio había sido divertido, sobre todo por la adrenalina, se sentía de estar rodeado por los chicos más lindos de la escuela y que ellos por primera vez te prestarán atención, porque no estaban del todo en sus cinco sentidos, pero después de dos años, esa sensación había caído en la monotonía y para ella ya no tenía chiste alguno ir si todos los chicos eran los de su propia clase o incluso más jóvenes qué ella.
Era su último año de preparatoria, por lo que también era su último año en ese odioso pueblo entre el bosque y las montañas, así que no quería seguir fingiendo qué estaba alcoholizada para poder coquetear con alguien, ella quería hacer algo más divertido, algo más excitante.
—Acaban de meter la nueva cerveza sabor calabaza—justificaba su amiga Magie— sabes que solo estará disponible este mes. ¡Anda, vamos Tessy!
—No, creo que por esta ocasión pasó. Prefiero ocupar mi tiempo en otra cosa más productiva— respondió Tessa rompiendo por primera vez con la rutina qué muchas veces había querido romper antes, solo que Magie solía presionar mucho para qué la acompañará, poniendo excusas tontas como qué comenzaría a salir con un nuevo chico y no quería que él se aprovechará de ella mientras tomaban.
—¡Vamos!—insistió Magie— no quiero ir sola.
—Pídele a tu novio que te acompañe—le sugirió—¿Si no para qué lo tienes? ¿De adorno?
Ambas soltaron una carcajada, pero en ese momento, un rayo seguido de un trueno irrumpió la llamada. Grave Hills, era un pueblito en las montañas, así que conseguir una buena recepción telefónica en el móvil era casi imposible, por lo que la comunidad de ese sitio seguía comunicándose gracias a líneas telefónicas fijas, algo de lo que posiblemente nunca podrían deshacerse gracias a la ubicación del pueblo. Solo que el único inconveniente, qué siempre era como una patada en el culo, eran las tormentas.
Cada temporada de lluvias era casi imposible comunicarse por teléfono, sobre todo si un rayo caía cerca de algún poste de instalación, los cuales estaban situados en el interior del bosque.
Tessa había dejado de escuchar a su amiga Magie gracias a que un jodido rayo había caído cerca del poste de instalación, qué la mantenía conectada con la cordura.
—¡Genial! —se quejó Tessa colgando el auricular muerto. Se levantó de la cama y enseguida fue a la ventana.
Su casa era una bonita y rústica cabaña de dos pisos con un pórtico amplio en el que incluso cabía un columpio donde su padre la había arrugado siendo tan solo una bebé, por supuesto, antes de que su madre los abandonará por un motociclista y su padre volviera de la guerra de Irak hecho m****a.
Se asomó y enseguida se percató qué algunas gotas de lluvia habían empezado a empapar el vidrio de su ventana, todo indicaba qué lloverá toda la noche, así que debía hacer algo para arreglar la línea telefónica antes de que la lluvia se convirtiera en algo peor, así que tomó su impermeable y sus botas, se las acomodó y antes de salir se dignó a mirarse al espejo.
Tenía el cabello corto y un mechón blanco qué peinaba hacia su lado izquierdo, una muestra de rebeldía suya qué había hecho al cumplir los dieciséis, puesto que estaba de moda hacerse un tatuaje, solo que Tessa aún no se había sentido del todo lista para permitir qué un chico con una reputación dudosa le insertará una aguja en la piel en un sitio qué olía a los mil rayos, solo para demostrar que ella era igual que los demás, un borrego qué seguía modas estúpidas e inmaduras.
Sus ojos eran como los de su padre, de color verde, y la fisonomía de su rostro era idéntica a la de su padre, o al menos eso era lo que decía la gente, puesto que ella nunca había entendido como funcionaba eso de los genes y como es que la gente lograba encontrar el parecido.
Era delgada, aunque no muy bien dotada de los pechos, aunque tampoco de los muslos, Tessa rondaba en el rango de lo normal, pero los chicos de su pueblo siempre gustaban más de las chicas que mostraban más de lo debido y flirteaban como si ese fuese un deporte nacional y existiera algún tipo de olimpiadas par saber quién era la chica más estúpida para conseguir una medalla.
Cuando se ató el cabello en una cola de caballo para asegurarse de que no sé mojaría, se puso el gorro y se dignó a bajar a la primera planta, solo que al llegar a la puerta principal, se percató de que la lluvia había incrementado su densidad en cuestión de segundos, pero a pesar de las inclemencias del clima Tessa no podía simplemente rendirse ya qué no quería pasar el resto de la noche en completa soledad.
—¿Adónde vas?—escucho la voz de su padre mientras salía por la puerta, él llevaba puesto un impermeable negro y llevaba consigo una maleta qué en realidad tenía todas sus herramientas de trabajo.
Michael Jones, trabajaba como técnico en la compañía telefónica del pueblo, la única encargada de comunicar a la comunidad y a pesar de que el trabajo no era tan remunerado, alcanzaba para pagar las cuentas de cada mes, además de que gracias a ese empleo, ellos disponían del servicio gratuito.
—Se cayó la señal—le anuncio Tessa, pero tuvo que gritarlo, puesto que la lluvia se había intensificado y los truenos de las nubes al chocar eran más intensos.
—¿No puedes esperar?—cuestiono su padre viendo que el clima no era precisamente el mejor para darle solución a los problemas de su adolescente rebelde.
—No—le gritó Tessa y entonces comenzó a caminar en dirección hacia el poste donde estaba conectada su conexión telefónica, la cual su padre le había enseñado a reparar en caso de que él no estuviera en casa, lo cual era muy habitual.
Tessa retomo su camino, ya qué ambos no tenían precisamente la mejor relación, y es que Michael Jones no había sido el mismo desde que había regresado de Irak diez años atrás, cuando Tessa había tenido qué pasar todo un mes en servicios infantiles debido al abandono de su madre.
Michael se había encargado de educar a su hija desde ese entonces, pero mientras crecía, Tessa se había dado cuenta de que su padre ya no era exactamente una persona normal. Tenía muchas regresiones, olvidaba donde estaba e incluso había llegado a gritarle creyendo qué sé trataba de un soldado qué, desgraciadamente, había muerto en combate.
Era cosa de no creerse, pero Tessa había tenido qué aprender a sobrellevar lo que le ocurría a su padre. Había asistido a terapia muchos años, pero nada de eso le había servido, nada, hasta que consiguió ese empleo qué lo mantenía siempre ocupado y fuera de casa, era la única forma en como Tessa podía seguir en su casa sin perder la cabeza junto a su padre y él había aprendido a mantenerse lejos para no molestar a su hija.
—¡Espera!—la llamó su padre y cuando volvió para verlo, él ya estaba a su lado, le entregó la maleta y comenzó a internarse en el bosque.
—¿A dónde vas? —le preguntó Tessa algo desconcertada, no era común que su padre le hiciera ese tipo de favores.
—Calienta la cena, vuelvo en quince—anunció mientras se alejaba a zancadas de su propiedad, así que Tessa lo vio irse durante algunos segundos y luego, con la maleta en sus brazos, volvió al interior.
Se quitó el impermeable y tal y como se lo había pedido su padre, comenzó a calentar la cena, la cual consistía en unos rollos primavera congelados qué habían comprado la última vez que habían bajado al pueblo al supermercado.
Calentó un poco de arroz blanco y corto algunas hogazas de pan, cosa en la que sé demoró más de veinte minutos, cosa que la desconcertó, puesto que su padre aún no volvía de arreglar la conexión y por supuesto al tomar el auricular del teléfono de la cocina, este aún estaba inservible.
Creyendo qué sé trataba de algo bastante complicado, Tessa comenzó a comer viendo el lugar vacío de su padre frente a ella, mientras el calor de la comida se iba gracias a lo mucho que estaba demorando.
Cuando volvió a ver el reloj en la pared se dio cuenta de que ya habían pasado más de cuarenta minutos y su padre seguía sin volver, además de que la noche en ese sitio ya había caído.
Así que, un tanto preocupada de que algo le hubiera sucedido a su padre, tomó de nuevo su impermeable y sus botas de lluvia para internarse en el bosque.
—¿No imagino el dolor que la amiga de tu mamá debe sentir en este momento?—menciono Tessa en un intento de decir algo cortes, aunque interiormente sentía un aire de satisfacción. Al final el pueblo se daría cuenta de que su padre no había sido el culpable como todos lo habían señalado, pero ¿A qué costo?Darse cuenta de que esa chica podría estar tirada en alguna parte del bosque sin vida, la hizo sentirse culpable por sentirse feliz.—Al menos el pueblo ahora sabe que no fue tu papá—pronuncio Magie en un intento por darle algo de ánimo a su amiga y mejora la extraña conversación, últimamente sus pláticas tenían que ver con algún misterio o alguna persona fallecida, pero ya nada era normal.—Eso no los redime por haberlo acusado sin pruebas—se quejó Tessa soltando un suspiro. Siempre se había sentido algo oprimida por ese lugar, quizás porque los secretos no siempre duraban en un pueblo tan pequeño como el suyo, donde al más mínimo tropiezo la gente juzgaba y señalaban sin ver más all
Tessa regreso a la cama, apago la luz y se quedó a oscuras mirando el techo de la habitación del hospital, no se sentía cómoda durmiendo en una cama que no fuera la suya, el colchón se sentía duro y la manta demasiado liviana. Tenía frío, por eso, aunque odiaba los calcetines, esta vez no se los quito. Intento acurrucarse, se encogió y se abrazó a sí misma hasta que el sueño vino por sí solo, vino por ella, pero no como regularmente ocurría, esta vez tuvo un sueño o quizás una pesadilla.Corría en el bosque, con la respiración entrecortada, mirando en la oscuridad, escapando de un par de ojos electrificantes que la seguían, como si estuvieran persiguiéndola. Tessa corría con toda su fuerza, temiendo ser la tercera víctima de aquel terrible animal, pero aquel lobo se aproximaba a toda prisa y ella, en su pequeñez, no pudo evitar que el lobo la alcanzara, pero cuando ella se giró esperando un final abrupto, doloroso y desgarrador, pero en realidad, paso algo diferente, algo que ni ella
Luego de que Magie y su madre se marcharan luego de un par de horas acompañándola. Tessa se sintió más sola que nunca en su vida, no exactamente porque estuviera en un hospital, sino porque nadie la comprendía. Guardaba cosas que no podía contarle a nadie más porque creerían que tal vez ese golpe en la cabeza le habría afectado más de lo esperado. Creerían que estaba loca o quizás demasiado sola para imaginar lobos gigantes habitando el bosque, pero no lo estaba y la prueba era ese hombre.Eran las siete y cuarenta y cinco cuando Tessa decidió levantarse de su cama, podía caminar, el mareo había cesado gracias al medicamento que los doctores le habrían proporcionado, pero su ánimo estaba un poco descompuesto o tal vez roto, porque tenía muchas dudas y quizás no habría nadie quien pudiera responder todas sus preguntas.Miro por la ventana, pero no para mirar afuera, sino para ver su propio reflejo, sintió que hacía mucho que no lo hacía, su cara lucia un tanto demacrada y cansada. Nece
—¡Tessy!—entro Magie a la habitación que el personal de salud le había asignado luego de hacerle algunas pruebas solo para descartar una hemorragia interna, luego de que Tessa describiera que un oso la había golpeado al pasar corriendo al lado de ella. Había sido la explicación más extraña que había dado en toda su vida, pero por como estaba la situación en la zona, los doctores no dudaron de su versión, ya que no era la primera persona que había llegado esos últimos días por un avistamiento de oso.—¿Cómo que un maldito, oso? ¿Qué rayos estabas haciendo en el bosque? ¿Qué no sabes que hay toque de queda?—Lo sé, solo no quiero quedarme quieta mientras acusan a mi papá de algo que no cometió—se cruzó de brazos mientras soltaba un suspiro— dime ¿Es cierto lo que escuche? ¿Encontraron a otra víctima?Hasta ese momento, Tessa no había podido averiguar absolutamente nada porque no había podido levantarse de su cama y el poco personal que llegaba a presentarse a su habitación, solo lo hacía
Un zumbido sordo la hizo despertar, pero su vista, su jodida vista no estaba del todo clara. Todo a su alrededor estaba borroso y además de eso estaba oscuro. Solo la tenue luz de la luna iluminaba el lugar donde se encontraba recostada.Parpadeo varias veces, tratando de mirar en donde se encontraba. Pasaron varios segundos antes de que sus ojos le brindaran una mejor visión y solo en ese momento descubrió que no sabía en donde estaba. Intento levantarse, pero su cabeza le imploro piedad, el dolor fue punzante, tanto como para devolverla a la suave tela que tenía debajo de la cabeza.Eso la desconcertó, darse cuenta de que había algo, una tela cómoda y caliente en donde descansaba su cabeza y tenía un aroma peculiar. Tessa se dio la vuelta o al menos lo intento, no solo para intentar ver la tela, sino para tener mayor acceso al olor que emanaba. Olía extraño, no era exactamente el aroma de un perfume masculino, pero era claro que era de hombre, olía a madera de pino y también a algo
Tessa camino con cuidado, el piso estaba algo resbaloso, así que mantuvo la mirada sobre el suelo para no caerse hasta que recordó en donde había visto al chico, aún había sangre y también había pelo de un animal.Tessa se acercó a una de las más del árbol en donde había quedado incrustado un mechón grande, casi como si fuera una bola de pelos de un gato, solo que este pelo no parecía exactamente el de un gato ni mucho menos el de un perro, sino que cada pelo tenia un grosor ancho, casi parecía ser como el de las cerdas de una escoba, muy grueso y duro para ser el de un animal común, quizás de no intuir de que se trataba, ella habría jurado qué eran las espinas de un puercoespín, pero ella sabía que era el de un lobo gigante.Tomo el mechón de pelo y lo guardo en uno de los bolsillo de la mochila, no sabia si aquello serviría de prueba, pero quería llevarla consigo para tener algo que comprobará qué no estaba siguiendo la huellas de un fantasma, sino un animal, quizás alguna especie a
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