Berlín, Alemania
Viktor
El sueño la reclama, y yo me quedo allí, observándola. Su respiración se vuelve más pausada, su cuerpo se relaja, y parece estar en paz.
La observo dormir, permitiéndome analizar cada detalle de su rostro. Su piel sigue pálida, con rastros del tormento por el que pasó, y sus pestañas aún están húmedas, evidencia de las lágrimas que derramó antes de que yo llegara. Pero ahora… ahora su expresión se ha suavizado.
Es extrañamente fascinante verla así. Vulnerable. Y es en ese momento cuando mi plan vuelve a ocupar mi mente.
Lo he estado planeando toda la tarde, meditando cada posibilidad, cada movimiento que debo hacer. Emilia es joven, y por lo general, eso está relacionado con la ingenuidad. Puede que no lo parezca, pero en el fondo sigue siendo una chica que no ha vivido lo suficiente como para saber cuándo alguien está jugando con ella.
Y voy a aprovecharme de eso. Porque la manera más efectiva de controlar a alguien no es con amenazas ni violencia.
Es con amor