Son las diez de la mañana y apenas voy abriendo los ojos. Me quedé en la cama, como pocas veces. Anoche Armando se fue tarde a casa, le insistí en que se quedará después de las cervezas, pero prefirió regresar a su departamento.
Me siento con el estómago un poco revuelto, espero que no sea nada importante. Con tanto estrés y las malas comidas, no debe ser extraño que me sienta mal.
Me doy un baño rápido, salgo para vestirme. Con la toalla en el cuerpo, prendo la televisión, justo en las noticias, donde anuncian que hoy será el homenaje de cuerpo presente del juez Héctor Patricio Huerta en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, estará ahí toda la cúpula política, los jueces y demás figuras importantes del país. Será abierto al público.
Una idea me da vueltas en la cabeza, y me decido. Jalo un pantalón negro y una blusa de seda negra, zapatos de medio tacón y quedo lista tras un poco de maquillaje. Esta vez no olvido mi arma corta, y me la monto en la espalda.
Subo al auto con direc