Capítulo 49

Aún tengo las piernas frías luego de la plática con la exsenadora, por lo que tengo que esperar unos minutos sentada en el privado del restaurante. Al acabar mi bebida, el mesero me aclara que todo fue pagado por la “señora que se acaba de ir”.

Salgo del hotel, cruzando a la gente, a todos alrededor. Parece que el mundo sigue a pesar de los monstruos que vuelan sobre nosotros. Tengo que regresar por mi auto al estacionamiento, y lo tengo que hacer rápido antes de que el tráfico del Centro Histórico se desquicie en la hora de comida de todos.

A la altura de la calle de República de Uruguay escucho las llantas de un auto que va de prisa, pero no veo en qué dirección. Escuchó unos gritos atrás que le llaman ‘loco’ al conductor, también unos cláxones suenan para reclamarle su imprudencia al volante. Al parecer el desastre viene desde mi espalda.

De pronto escuchó un disparo cerca de mí, me pasa de cerca por la espalda. Alcanzo a agacharme y a girar, solo para ver que viene un auto en mi d
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