Ya vamos en la caseta de Tlalpan hasta cuando él decide que es buen momento para hablar de lo sucedido.
-Disculpa por lo sucedido en el café, solo que a veces esa mujer... –Hace una mueca con la boca, al parecer tienen un pasado, ¿será acaso su exmujer? No, ella está en Noruega.
-No te preocupes, también tienes vida afuera de la oficina, o eso espero.
-No, no es eso. Ella es una madame, tiene su negocio en una de las casonas viejas de Reforma. Cuando iniciaba su vida laboral, por decirle así, la detuvimos y al mismo tiempo la rescatamos de su ‘manejador’. La pobre estaba muy mal entonces, ella viene de Cuba, sin familia, y no tenía a quién recurrir. La ayudamos a salir del problema en ese momento. Desde entonces, y en un extraño intercambio de favores, ella nos da información de los grupos criminales que llegan a su negocio y nosotros le hablamos sin detenerla.
-¿Cómo?
-No podemos ayudarla más, pero ella sigue agradecida. El comandante sabe quiénes son nuestros informantes y reconoc