Depredador vs. depredador
En todo lo que pensaba era en alcanzarlas, en encontrarlas. Victoria e Isabella estaban en algún lugar de este infierno y cada segundo que pasaba era un segundo menos que tenían. Los disparos volaban por todos lados.
—¡Protégete! —gritó Alessandro a mi lado, empujándome contra una columna de acero justo cuando una ráfaga pasó por encima de nosotros.
Disparé tres veces. Uno de los hombres del ruso cayó al suelo. No pensé, no respiré: seguí hacia adelante. Mi cuerpo ya no me pertenecía. El brazo sostenía el arma, los dedos disparaban solos. Victoria e Isabella, nada más me importaba. Sus caras se me aparecían cada vez que cerraba los ojos. Victoria llorando, Isabella gritando mi nombre.
Tenía que mantenerme enfocado en eso, en llegar a ellas, porque si empezaba a pensar en lo que podía estar pasándoles en ese momento me iba a volver loco.
Un hombre intentó atacarme con un cuchillo. Le agarré la muñeca, la giré hasta escuchar el crujido del hueso y le apunté con la pistola en la boca. Di