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Mi Hermano Alfa Rogó por Mi Perdón

Mi Hermano Alfa Rogó por Mi Perdón

Mi hermano era el Alfa de la Manada Luz de Luna, y yo debí haber sido la loba más feliz de toda la manada. Pero Selena Rivera, la compañera destinada de mi hermano, me acusó de acosarla. En un ataque de ira, mi hermano, la única familia que me quedaba en este mundo, me envió al Centro de Rehabilitación de la Manada, un lugar para criminales menores de edad y lobos delincuentes. Durante dos años, sufrí diferentes tipos de abusos, hasta que perdí mi capacidad de transformación de manera permanente, convirtiéndome en la hermana dócil que él quería. Pero, cuando descubrió que había perdido mi loba interior y me había convertido en una verdadera Omega, enloqueció. —Cielo, por favor, ¡solo dime hermano una vez más!
Cuento corto · Hombres Lobo
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Ya No Seré Tu Herramienta Perfecta

Ya No Seré Tu Herramienta Perfecta

La noche que nombraron a Lorenzo jefe de la familia Martín, le entregué mi virginidad. Él era el heredero al que me habían prometido desde antes de saber hablar. Nos besamos contra las ventanas panorámicas, enredados en el calor húmedo del crepúsculo... Sus manos ásperas y urgentes me lastimaron, pero no me aparté. Hasta el dolor se sintió sagrado; ese era un sacrificio que estaba dispuesta a hacer por amor. Perdido en el calor del momento, me prometió unos hermosos zapatos de cristal, para que, al día siguiente, bailara con él el vals inicial en su ceremonia de coronación. El primer baile siempre estaba reservado para el nuevo jefe y su futura esposa. Lloré de alegría, creyendo que mis años de anhelo secreto y espera paciente finalmente culminarían en un final de cuento de hadas. Pero estaba equivocada. ¡Terriblemente equivocada! A la mañana siguiente, arrastré mi cuerpo adolorido para comprar su espresso favorito, solo para escuchar a escondidas cómo los muchachos bromeaban al regresar: —Así que al fin te comiste la cereza de la familia, ¿eh? ¿Cómo estuvo Viviana en tu primera noche como jefe? La voz de Lorenzo al responder era perezosa y a la vez burlona: —Ella tiene cara de ángel y cuerpo de diabla. Es una zorra ardiente en la cama. La habitación estalló en silbidos obscenos. —Jefe, entonces, ¿de verdad te vas a casar con ella? —¿Estás hablando en serio? —resopló Lorenzo con desdén—.Viviana para mí solo fue una práctica en la intimidad. Una vez que practique lo suficiente, iré a domar a la princesa de hielo de los Falcón. Cuando me aburra, siempre puedo volver y casarme con ella. Me quedé petrificada en el umbral, la visión se me nublaba y la taza de café temblaba en mis manos. Antes de que el mundo se oscureciera por completo, le envié un mensaje cifrado al Don: —Señor Román, consígame un traslado para el ascenso en tres días. Qué esté lo más lejos posible de Lorenzo.
Cuento corto · Mafia
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Las luces que no me alcanzan

Las luces que no me alcanzan

Lucas había muerto. Unos días antes del funeral, Mariana ordenaba sus cosas cuando encontró un álbum grueso. En la portada, escrito con letras firmes, se leía: Amor eterno. Lo abrió... y allí no estaba ella, la esposa legítima. Era Helena, la joven que Lucas había acogido años atrás. Pero lo peor no era eso: toda la herencia de Lucas también quedaba a nombre de ella. Mariana murió con el corazón envenenado por el rencor. Y, sin entender cómo, al cerrar los ojos los volvió a abrir... en el pasado. Exactamente en la víspera de su boda con Lucas. Esta vez no pensaba entregarle la vida entera. Decidió vivir para sí misma, perseguir sus propios sueños y marcharse lejos. Lo que nunca imaginó fue que, al verla marcharse, Lucas perdería la cabeza y la buscaría con desesperación por todas partes.
Cuento corto · Reencarnación
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Firmé Su Nombre En Su Lugar

Firmé Su Nombre En Su Lugar

Un trato entre familias forzó a mi prometido Marco Corvini a casarse conmigo. Mis padres estaban muertos. Su obsesión era Isabella Falcone, la princesa de nuestros rivales. Al final, Marco devoró el imperio de mi familia y me arrojó a los lobos. Paseó a Isabella de su brazo como un premio que había ganado. Veinte años después, estaba en mi lecho de muerte. Mi propio hijo—nuestro hijo—sostenía el veneno. Dijo que era inútil, que su padre necesitaba el poder de la familia Falcone. Entonces abrí mis ojos. Había regresado. De vuelta al día de mi juramento de sangre. Esta vez, para salvar a mi familia, no firmé mi nombre en el pacto. Firmé el de ella. Isabella Falcone. ¿Y yo? Tomé la fortuna que mis padres me dejaron y desaparecí. Esta vez, no sería la tonta sangrando por un hombre que nunca fue mío.
Cuento corto · Mafia
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De su chica a la princesa de la mafia

De su chica a la princesa de la mafia

En el Upper East Side de Nueva York vivían dos herederos: uno, un fanático de la velocidad que se adueñaba de las pistas de carreras; el otro, un genio de las finanzas que movía capitales a su antojo. Venían de familias igual de poderosas y, aunque sus personalidades eran opuestas, crecieron juntos y cada uno veía en el otro a su único amigo incondicional. Se habían peleado por mujeres, habían discutido a gritos por apuestas en las carreras... y aun así, a los quince años coincidieron por primera y única vez en algo: llevar colgado un pin de cobre sencillo, con una "M" grabada de forma apenas visible en la parte trasera. Era una pieza que Mía había hecho casi sin pensar, en una clase de manualidades, sin que nadie en el salón supiera quién era en realidad. Ellos, en cambio, llevaron ese pin durante diez años. Ni en un podio de Fórmula 1, ni cerrando una inversión millonaria en la Bolsa... jamás se lo quitaron. Hasta que apareció Elena. La hija consentida de un nuevo magnate, que les cosió a mano un parche de tela con hilo dorado. Simple, como esos que en un tianguis o feria venden tres por un dólar. Pero, sin decir una palabra, ambos se quitaron el pin de cobre y se pusieron el parche nuevo. Mía no comentó nada. Solo guardó en silencio una vieja fotografía de ellos que había recortado de un periódico. Esa noche, llamó a su padre en Sicilia. Su voz sonó tranquila, firme: —Papá... acepto la alianza matrimonial.
Cuento corto · Mafia
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De Simple Sustituta a Marca del Alfa

De Simple Sustituta a Marca del Alfa

—Padre, acepto la alianza matrimonial con la Manada Bosque Negro. Hubo un largo silencio al otro lado del enlace antes de que finalmente respondiera: —Caterina, ¿estás segura? —Sí. No le dije la verdadera razón. La noche anterior, una agonía desgarradora se apoderó de nuestro vínculo de compañeros destinados. A través de ese maldito vínculo, lo vi todo... Mi compañero, el Alfa Rocco, estaba en la cabaña de sus terrenos privados de caza, empujando a su amiga de la infancia, Scarlett, contra la pared y besándola con desesperación. En la reunión de la manada, me enfrenté directamente a Scarlett y un destello de triunfo se comenzó a ver en sus ojos antes de que comenzara a fingir inocencia. —Caterina, no tengo idea de lo que estás hablando. Justo entonces, la voz de Rocco resonó a través del enlace mental abierto, alcanzando las mentes de todos los presentes. —Caterina, como Luna de la manada, no deberías hacer una escena así. Scarlett solo es una amiga. En ese momento, mi corazón murió por completo. Él era mi Alfa, mi esposo, el hombre al que había ayudado a ascender al poder durante años. Rompí mi enlace mental con Rocco. El dolor de la desconexión forzada fue tan intenso que apenas podía mantenerme en pie, pero enderecé mi espalda y le envié mi respuesta. —Volveré a casa en dos semanas. “Volveré a casa y me casaré con el Alfa más poderoso de América del Norte.” Pensé. Decían que era frío y despiadado, inmune a cualquier loba, lo cual era perfecto para mí. No necesitaba amor. Solo necesitaba a un Alfa lo suficientemente fuerte como para ayudarme a asegurar la Manada Luna Plateada. Y, ¿qué iba a pasar con Rocco? La Diosa Lunar nos dio un destino, y él lo destruyó con sus propias manos. A partir de ese momento, tomaría el mío.
Cuento corto · Hombres Lobo
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Abandonada Por Mi Alfa Y Nuestros Gemelos

Abandonada Por Mi Alfa Y Nuestros Gemelos

Cuando me vi rodeada por la manada de forasteros lejos de nuestro territorio, intenté contactar a mi pareja, Ricardo, mediante el enlace mental, suplicando ayuda. Sin embargo, él me rechazó quince veces, hasta que finalmente bloqueó el enlace por completo. Al final, me desplomé agotada y perdí el conocimiento, mientras mi loba aullaba desesperada. Cuando desperté en la enfermería, Santiago, el Comandante de la Manada de Hombres Lobo, estaba sentado en silencio a mi lado. Él fue quien recibió mi desesperada llamada mental. Dirigió a sus guerreros, aplastó a los forasteros y me salvó de las garras de la muerte. Al mirar sus ojos preocupados, ya no dudé más, respiré hondo y, con una determinación inquebrantable, dije: —Santiago, he tomado mi decisión. Me iré al Territorio del Norte para entrenar, partiré en dos días. Diez minutos después, Ricardo irrumpió en la habitación con Esperanza, su supuesta hermana adoptiva, y nuestros gemelos detrás. Pateó la puerta y me señaló, gritando con furia helada. —¿Montaste todo este espectáculo solo para opacar a Esperanza? ¿Te das cuenta de cuánta fuerza de los guerreros desperdiciaste, solo para alimentar tu vanidad? ¡No mereces ser una Luna! Mi hijo mayor, Cristóbal, me lanzó una mirada penetrante y se burló. —¿Dónde está la herida, mamá? Te ves perfectamente bien. ¿Fingiste todo esto solo para llamar la atención? Mi hijo menor, Diego, me miró con ojos llenos de decepción. Negó lentamente con la cabeza y susurró. —Mamá, ¿nos mentiste otra vez... solo porque queremos más a Esperanza? Esperanza se aferró a la mano de Ricardo. —Lo siento, Carmen... no volveré a celebrar mi cumpleaños. Por favor... deja de causarle problemas a Ricardo y a los gemelos. Apreté los puños e impedí que Santiago se levantara para defenderme. Los vi marcharse a a los cuatro, sin mirar atrás. Entonces, me volví hacia Santiago y, con gélida claridad, dije: —Esta vez, no tengo dudas ni arrepentimientos. Me iré contigo al Territo.
Cuento corto · Hombres Lobo
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Huellas del Olvido

Huellas del Olvido

La hermana adoptiva de mi esposo me invitó a comer, y justo cuando estábamos en eso, ¡sucedió un terremoto! Mi esposo, que es bombero, llegó al instante para rescatarnos. Pero estábamos atrapadas bajo una piedra gigante, y solo podía salvar a una. Entonces para salvar a Eva, que siempre había sido muy débil, él decidió abandonarme, su esposa embarazada de cinco meses. Le rogaba una y otra vez. Pero él ni se inmutó. La roca terminó aplastando mi brazo. —Eva siempre había sido bastante débil, si la dejo aquí, se va a morir. Pero tras mi muerte, se volvió loco.
Cuento corto · Romance
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La alegría que escondí en silencio

La alegría que escondí en silencio

El escándalo más sonado del año en la Universidad de Ríoalto estalló de golpe, sin advertencia alguna: ¡un video íntimo de Elsa circulaba por el grupo general del campus! Grabado en la suite presidencial de un hotel de lujo, el clip la mostraba completamente expuesta, atada de manos a los brazos de un hombre mucho mayor que ella, con la espalda contra un enorme ventanal y una atmósfera cargada de sonidos inconfundibles que no dejaban lugar a dudas.
Cuento corto · Romance
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Lo que no sabes

Lo que no sabes

Saúl Morales y Patricia Romero habían sido una bonita pareja por muchos años. Pero en un giro trágico del destino, Saúl perdió su vista y Patricia desapareció. Dos años después, los dos volvieron a encontrarse, y Saúl finalmente se enteró de la verdadera razón de la desaparición de Patricia.
Cuento corto · Romance
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