Divorcios y arrepentimientos
La noche antes de la boda, fui atropellada de forma brutal por la amiga de infancia de mi prometido, lo que me dejó en estado crítico por una fuerte hemorragia.
Mi mejor amiga, Valeria, intentó llamarlo, pero él cortó la llamada de inmediato, dejándole solo un breve mensaje breve.
—Emma está resfriada, no tengo tiempo.
Desesperada, Valeria decidió entonces mejor llamar a su propio novio, un hombre influyente y de gran potencia, buscando ayuda.
Pero al escuchar su voz al otro lado de la línea, él le respondió: —Emma está enferma. Necesita que esté a su lado.
Después de una noche entera en cuidados intensivos, Valeria y yo nos miramos en la habitación del hospital. Casi al mismo tiempo, dijimos:
—No quiero casarme.
Pero lo que no imaginábamos era que, cuando esos dos hombres recibieron la noticia de la ruptura, ambos enloquecieron por completo.