Mundo ficciónIniciar sesiónFui la esposa invisible de Caleb durante cinco años, hasta que me cambió por su amante. Lo dejé sin mirar atrás… y me casé con su tío. Sí, con Lion Winchester. El hombre más temido del país… y el que me debía tres favores. Ahora soy su mujer. La tía del hombre que me rompió. Y esta vez, el juego lo controlo yo.
Leer másCaleb, mi esposo, me fue infiel con su secretaria hace meses.
Lo amo con todo mi corazón, desde hace diez años lo he amado incondicionalmente. A pesar de que nuestro matrimonio fue arreglado, siempre tengo la esperanza de que, con esfuerzo, yo podré recuperar su corazón. Pero la realidad me dio un golpe duro.
Hoy Caleb llegó temprano de la oficina y ha pasado horas en su despacho en la planta baja de la casa, mientras que yo hago las labores del hogar. Recojo la ropa sucia para llevarla a lavar, primero cambio las sabanas sucias y luego camino al cesto de mi esposo, y con solo levantar la tapa una peste me invade, un repugnante aromo dulce y barato, el cual reconozco de inmediato, es el mismo pachulí barato que Allison, la amante de mi esposo, usa desde que él la contrató. Levanto la camisa mientras aprieto los dientes y frunzo el ceño con repugnancia, y con solo voltear la prenda, veo una mancha de lápiz labial rojo en el cuello de la camisa.
“¡Ja! ¡Hasta parece que fue a propósito!”, pienso indignada. Como alma que lleva el diablo, irrumpo en su oficina sin siquiera tocar antes de entrar y me acerco al escritorio con fiereza.
—Acabo de encontrar tu regalito. —Espeto lanzándole la camisa al pecho.
—¿De qué estás hablando? ¡Estoy trabajando, sabes que no me gusta que me interrumpas, mujer! —Respondió Caleb poniéndose de pie con indiferencia.
—Quiero que me expliques esto, por favor. —Pedí bajando la voz, pero aún seguía sonando enojada.
—Tú no tienes el derecho de pedirme explicaciones, ni mucho menos puedes reclamarme nada. No actúes como una esposa herida, ambos sabemos que, de no ser por tu manipulación, mi tío Lion no me habría obligado a casarme contigo. Así que déjame en paz. —Advirtió.
—No entiendo por qué eres así conmigo… Fuimos esposos durante cinco años, ¿acaso no te importo ni un poco? — Musité con un sollozo, mientras que mis ojos ardían repletos de lágrimas, que no eran solo de tristeza, también de impotencia.
—No me vengas con esas lágrimas de cocodrilo, no tengo tiempo para esto… —Farfulló Caleb, sujetando la camisa con fuerza. —Estoy cansado y no pienso seguir hablando contigo.
Seguidamente, él da media vuelta y sale del despacho, cabizbaja lo sigo escaleras arriba y al llegar a nuestra habitación lo veo entrar al baño cerrando la puerta detrás de sí con un portazo estruendoso que me hizo pararme en seco. Regreso al pasillo y me recuesto en la pared, de manera que no pueda verme si sale del baño, cubro mi rostro con mis manos temblorosas y rompo en llanto, sintiéndome agobiada por el torbellino de emociones que me atacan el corazón, como puñales envenenados.
(***)
Poco después escucho el teléfono de Caleb sonar, así que me levanto, seco mis lágrimas y regreso a la habitación, encontrándomelo profundamente dormido en boxers, boca abajo y su teléfono estaba en la mesa de noche junto a él, yo estaba tan absorta de todo que no me di cuenta de cuando salió del baño. Con cuidado de no hacer ruido y despertarlo, camino de puntillas y miro la pantalla encendida.
“Te extraño, lamento que no pudieras quedarte a dormir esta noche.” Ponía el mensaje de texto de Allison en la pantalla.
Y entonces, por primera vez, me sentí realmente agotada por toda esta situación, después de tanto luchar por este matrimonio y por ganarme su corazón, estaba exhausta de intentar conquistarlo en vano. Sabía muy bien que Caleb nunca me amó, pero creía firmemente que si le demostraba cuanto lo amo, si le daba todo de mí y cuidaba de él, entonces terminaría viéndome de verdad.
Parecía estar funcionando… En un momento, Caleb se abrió a mí y poco a poco comenzó a preocuparse por mi bienestar, se volvió detallista y protector, realmente lo había intentado. Hasta que apareció ella, enredándolo rápidamente con sus garras. Entonces fue como si lo despertara del maravilloso sueño al que yo lo había llevado, comprendiendo lo que es el amor verdadero. Aunque no podía divorciarse de mí, no dudó en hacerme a un lado de nuevo, demostrando abiertamente su amor por Allison ante todos, con excepción de su tío Lion.
Ya yo había luchado tanto tiempo y fue para nada, cada vez que quiere, Caleb se va de mi lado una y otra vez: en nuestro aniversario, mi cumpleaños… le importa un comino, solo corre hacia Allison.
Niego con la cabeza sintiéndome decepcionada de mí misma y rodeo la cama sin dejar de verle la cara, sintiendo como con cada paso que doy, mi corazón se cae pedacito por pedacito, observándolo fijamente, con su rostro angelicalmente apacible mientras duerme, tomo la decisión más dura que nunca pensé que tomaría
Intentaré conquistarlo una vez más y le daré todo lo que queda de mí, pero si no funciona, lo dejaré y le cumpliré su deseo de divorciarnos.
El silencio en el estudio de Lion era distinto. Ya no era el silencio tenso de la espera o el susurro electrónico de la vigilancia. Era el silencio pesado y cargado de la antesala de la batalla. La tormenta había amainado, dejando a su paso un panorama desolador: la traición doméstica, el ataque frustrado, y la certeza de que Camila Astor, desde su exilio alpino, no se quedaría de brazos cruzados.Lion giró su silla, enfrentando no solo a los presentes en la habitación, sino al fantasma de la guerra que se avecinaba. Frente a él, sentados o de pie, estaban los pilares de lo que sería su contraofensiva. Olivia, pálida, pero con la mandíbula firme, ya no escondía las manos temblorosas en los bolsillos. Ethan Reed, hundido en un sillón de cuero, parecía haber envejecido una década en una semana; la frivolidad se había escurrido de su rostro, dejando al descubierto la angustia y una determinación férrea. Gabriel, de pie junto a la chimenea apagada, era un oasis de calma profesional, mient
La puerta del estudio de Lion se cerró con un sonido definitivo que resonó en el silencio cargado del vestíbulo. Dentro, la habitación que había sido el centro de operaciones de la trampa ahora era una sala de interrogatorios. Lion no se sentó detrás de su imponente escritorio. Se colocó frente a la chimenea fría, su silueta recortada contra la piedra oscura, una presencia tan inmóvil y pesada como la propia mansión.La Sra. Higgins permaneció de pie cerca de la puerta, sus manos entrelazadas sobre su delantal impecable, blanqueándose los nudillos. El llanto silencioso había cesado, reemplazado por un temblor interno que parecía hacer vibrar el aire a su alrededor.—Treinta y dos años. —Comenzó Lion, su voz un bajo profundo que no necesitaba elevarse para llenar la habitación. —Treinta y dos años al servicio de mi familia. Ayudaste a mi madre a criarme. Me cuidaste cuando enfermé. Fuiste la única constante después de que ellos murieron. —Hizo una pausa, dejando que el peso de las déca
El jueves amaneció con una bruma fría y espesa que se aferraba a los cristales de la mansión Winchester. Dentro, la atmósfera era de una calma tensa, una coreografía perfecta de mentiras y vigilancia.Olivia, ajena al huracán que se gestaba a su alrededor, se despidió de Lion en el vestíbulo. Él llevaba un traje de viaje impecable y una maleta de mano.—No te preocupes. —Le dijo, besando su frente con una ternura que sentía genuina, a pesar de ser parte de la farsa. —Será un viaje rápido. Reunión aburrida en Ginebra y vuelta para cenar.—Ten cuidado. —Susurró ella, abrazándolo. Una inquietud vaga se agitaba en su pecho, pero la atribuyó a la ansiedad que aún la acechaba.—Siempre. —Respondió Lion, con su mirada sobrepasándola por un instante para encontrarse con la de Gabriel, quien, discreto en un rincón, asintió casi imperceptiblemente.Mientras el Bentley se alejaba, supuestamente hacia el aeropuerto, Gabriel se acercó a Olivia.—Samuel y yo estaremos aquí, señora. Como siempre.Ol
Bajo la luz azulada de las pantallas, el estudio se había convertido en el cuartel general de una guerra silenciosa. La revelación de la traición de la Sra. Higgins flotaba en el aire, un veneno que había contaminado cada rincón de la mansión que Lion llamaba hogar.—No podemos actuar aún. —Murmuró Gabriel, sus dedos volando sobre el teclado para consolidar la evidencia. —Es nuestro único canal hacia Camila. Si la confrontamos, cortamos el hilo.Lion se paseaba como un felino enjaulado, la energía contenida vibrando en cada fibra de su cuerpo.—Lo sé. Pero cada segundo que esa mujer respira bajo mi techo es una bofetada a todo lo que represento. A la memoria de mi padre, que la contrató.—La usaremos, señor Winchester. —Aseguró Gabriel, su voz un ancla de calma. —Ahora tenemos la iniciativa. Controlamos la narrativa. Ella cree que está comunicándose con sus amos, pero somos nosotros quienes sostenemos los hilos.Se detuvo frente a la pantalla principal, donde el punto rojo de la Sra.
La mañana siguiente en la mansión Winchester amaneció con una calma tensa y deliberada. La lluvia había cesado, dejando un cielo bajo y plomizo que se reflejaba en los charcos del jardín. Durante el desayuno, Lion anunció el plan del día con una tranquilidad que no admitía discusión.—Olivia, hoy tienes tu clase de técnica avanzada en la academia. —Dijo, sin alzar la vista de su tableta. —Samuel te acompañará. Se integrará en la clase como alumno observador.Olivia, que jugueteaba con una tostada, asintió con un deje de resignación. Después del incidente con Lucas, la presencia de sus guardaespaldas-alumnos era un mal necesario que estaba aprendiendo a aceptar.—Está bien. —Musitó apenas.—Gabriel. —Continuó Lion, dirigiendo su mirada hacia el joven, que desayunaba con una elegancia natural. —Tú te quedarás. Tengo unas tareas específicas para ti aquí. Revisar algunos sistemas de seguridad. Especialmente los sensores de la cocina y las despensas. Parece que ha habido... irregularidades
El cielo sobre Londres estaba plomizo, prometiendo más lluvia de lo habitual. Ethan Reed encendió el motor de su Corvette, pero sus manos permanecieron aferradas al volante, sin moverse. La conversación que había tenido con Karla en el metro aún resonaba en sus oídos, como si su cabeza aprovechara la situación para recordarle el peor error de su vida, haciendo que cada palabra memorizada fuera como una aguja en el globo inflado de su ego. "¿Cuál es tu verdadera intención, Ethan?" No tenía una respuesta que no sonara patética.Pero había algo más urgente que su orgullo herido. La Araña le había entregado un dosier que era una bomba de tiempo. Camila ya no era solo una obsesión peligrosa; era una criminal conectada con lo peor de Europa del Este. Y Olivia estaba en su punto de mira.Tomó su teléfono encriptado. El número que iba a marcar era uno que no usaba desde hacía más de dos meses que parecieron años. El número privado de Lion. Respiró hondo y pulsó la tecla de llamada.En la mans
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