Caleb, mi esposo, me fue infiel con su secretaria hace meses.
Lo amo con todo mi corazón, desde hace diez años lo he amado incondicionalmente. A pesar de que nuestro matrimonio fue arreglado, siempre tengo la esperanza de que, con esfuerzo, yo podré recuperar su corazón. Pero la realidad me dio un golpe duro.
Hoy Caleb llegó temprano de la oficina y ha pasado horas en su despacho en la planta baja de la casa, mientras que yo hago las labores del hogar. Recojo la ropa sucia para llevarla a lavar, primero cambio las sabanas sucias y luego camino al cesto de mi esposo, y con solo levantar la tapa una peste me invade, un repugnante aromo dulce y barato, el cual reconozco de inmediato, es el mismo pachulí barato que Allison, la amante de mi esposo, usa desde que él la contrató. Levanto la camisa mientras aprieto los dientes y frunzo el ceño con repugnancia, y con solo voltear la prenda, veo una mancha de lápiz labial rojo en el cuello de la camisa.
“¡Ja! ¡Hasta parece que fue a propósito!”, pienso indignada. Como alma que lleva el diablo, irrumpo en su oficina sin siquiera tocar antes de entrar y me acerco al escritorio con fiereza.
—Acabo de encontrar tu regalito. —Espeto lanzándole la camisa al pecho.
—¿De qué estás hablando? ¡Estoy trabajando, sabes que no me gusta que me interrumpas, mujer! —Respondió Caleb poniéndose de pie con indiferencia.
—Quiero que me expliques esto, por favor. —Pedí bajando la voz, pero aún seguía sonando enojada.
—Tú no tienes el derecho de pedirme explicaciones, ni mucho menos puedes reclamarme nada. No actúes como una esposa herida, ambos sabemos que, de no ser por tu manipulación, mi tío Lion no me habría obligado a casarme contigo. Así que déjame en paz. —Advirtió.
—No entiendo por qué eres así conmigo… Fuimos esposos durante cinco años, ¿acaso no te importo ni un poco? — Musité con un sollozo, mientras que mis ojos ardían repletos de lágrimas, que no eran solo de tristeza, también de impotencia.
—No me vengas con esas lágrimas de cocodrilo, no tengo tiempo para esto… —Farfulló Caleb, sujetando la camisa con fuerza. —Estoy cansado y no pienso seguir hablando contigo.
Seguidamente, él da media vuelta y sale del despacho, cabizbaja lo sigo escaleras arriba y al llegar a nuestra habitación lo veo entrar al baño cerrando la puerta detrás de sí con un portazo estruendoso que me hizo pararme en seco. Regreso al pasillo y me recuesto en la pared, de manera que no pueda verme si sale del baño, cubro mi rostro con mis manos temblorosas y rompo en llanto, sintiéndome agobiada por el torbellino de emociones que me atacan el corazón, como puñales envenenados.
(***)
Poco después escucho el teléfono de Caleb sonar, así que me levanto, seco mis lágrimas y regreso a la habitación, encontrándomelo profundamente dormido en boxers, boca abajo y su teléfono estaba en la mesa de noche junto a él, yo estaba tan absorta de todo que no me di cuenta de cuando salió del baño. Con cuidado de no hacer ruido y despertarlo, camino de puntillas y miro la pantalla encendida.
“Te extraño, lamento que no pudieras quedarte a dormir esta noche.” Ponía el mensaje de texto de Allison en la pantalla.
Y entonces, por primera vez, me sentí realmente agotada por toda esta situación, después de tanto luchar por este matrimonio y por ganarme su corazón, estaba exhausta de intentar conquistarlo en vano. Sabía muy bien que Caleb nunca me amó, pero creía firmemente que si le demostraba cuanto lo amo, si le daba todo de mí y cuidaba de él, entonces terminaría viéndome de verdad.
Parecía estar funcionando… En un momento, Caleb se abrió a mí y poco a poco comenzó a preocuparse por mi bienestar, se volvió detallista y protector, realmente lo había intentado. Hasta que apareció ella, enredándolo rápidamente con sus garras. Entonces fue como si lo despertara del maravilloso sueño al que yo lo había llevado, comprendiendo lo que es el amor verdadero. Aunque no podía divorciarse de mí, no dudó en hacerme a un lado de nuevo, demostrando abiertamente su amor por Allison ante todos, con excepción de su tío Lion.
Ya yo había luchado tanto tiempo y fue para nada, cada vez que quiere, Caleb se va de mi lado una y otra vez: en nuestro aniversario, mi cumpleaños… le importa un comino, solo corre hacia Allison.
Niego con la cabeza sintiéndome decepcionada de mí misma y rodeo la cama sin dejar de verle la cara, sintiendo como con cada paso que doy, mi corazón se cae pedacito por pedacito, observándolo fijamente, con su rostro angelicalmente apacible mientras duerme, tomo la decisión más dura que nunca pensé que tomaría
Intentaré conquistarlo una vez más y le daré todo lo que queda de mí, pero si no funciona, lo dejaré y le cumpliré su deseo de divorciarnos.