—¡Qué cojones tienes al reunirte con mi tío a mis espaldas! —Gritó furioso a pesar de que la incredulidad lo delataba, se notaba que creía que le estaba mintiendo.
Lo conocía tan bien que casi podía escuchar sus pensamientos diciendo que no era cierto lo que le decía, que solo era una estrategia para manipularlo y así llamar su atención…
—¡Dime la verdad! ¡Déjate de juegos! —Ordenó. —Sé qué hiciste todo esto solo para ridiculizarme en frente de mi tío… —Añadió.
Pero antes de continuar con sus reclamos, aparté el aparato de mi oreja y le colgué sin dudarlo, luego entré a mi correo electrónico y le envié una copia digital del acuerdo de divorcio.
(***)
—Narra Caleb.
Cabreado, lanzo el teléfono al asiento del copiloto y luego le doy una serie de golpes al volante, mientras piso el freno con brusquedad en plena avenida, ¿Cómo se atrevía a colgarme el jodido teléfono?
En eso escucho una notificación llegando a mi celular, lo cojo rápidamente y compruebo que se trataba de un correo electrónico de Olivia, de inmediato lo abro y veo que solo pone un documento, sin asunto, ni texto explicativo, solo el documento y nada más. Al abrirlo, me quedé atónito, con los ojos muy abiertos, como platos principales, Olivia realmente se quiere divorciar, “¡Y además tenía la desfachatez de exigir la mitad de todos mis bienes!” Pienso a gritos.
Colmado de ira, arrojo el teléfono al asiento del copiloto una vez más, piso el acelerador con la intención de ir a buscarla para enfrentarla y ponerla en su lugar, conduzco al final de la avenida para dar la vuelta, pero al llegar al semáforo, este se pone en rojo y no conforme con eso, un oficial de tránsito se interpone en mi camino con una señal de alto, obstruyendo mi camino. Bajo la ventanilla y toco el claxon, mientras grito: ¡MUÉVETE!
Entonces el oficial de tránsito rodea el auto y se asoma por mi ventanilla, mostrándome una tableta en la que hay un mapa con una luz roja que señala mi ubicación.
—El señor Lion Winchester está en el auto de detrás de usted, esto le pertenece a él y me pidió que lo detuviera. Quiere verlo. —Explicó el oficial de tránsito con severidad.
(***)
—Narra Olivia.
Tras terminar con esa desagradable llamada, me levanto de la cama y me entro al baño de inmediato para tomar una ducha, lavar mis dientes y maquillarme un poco para tapar mis ojeras. Al salir del baño le mando un mensaje a mi antigua representante, citándola para vernos y recibí una respuesta positiva, casi de inmediato. Así que comencé a vestirme adecuadamente para estar lista para nuestro encuentro, dentro de media hora.
Mientras decidía que ropa usar del closet de Karla, puesto que mi ropa estaba húmeda por la lluvia de la noche anterior, me invadieron los recuerdos de después de casarme con Caleb. Flashes de como la madre de Caleb le insistió hasta convencerlo de que al ser su esposa no debía mostrarme en público, sino que debía quedarme en casa para cuidar de él, siendo esa la razón por la que decidí detener mi carrera…
Minutos más tarde.
Ahora, al contarle a Deborah, mi antigua representante, que quería volver a los escenarios, esta le sonrió con complicidad, justo como lo hacía en el pasado. Deborah, en esos años del debut de mi carrera y aun después de dejarlo, siempre quiso apoyarme a toda costa y se emocionaba con cada presentación como si fuera la primera vez y se encargaba de hacerme saber que yo era la violinista más talentosa que había conocido.
—Lamento mucho que tu matrimonio no funcionara. Pero, por otro lado, estoy muy emocionada por esta nueva oportunidad que te estás dando y te apoyaré en todo. —Farfulló Deborah.
—Muchas gracias, Deb. Yo también estoy muy ansiosa. —Concordé.
—Comenzaré a organizar un concierto para anunciar tu regreso, pero tienes que estar preparada para todo. Has pasado mucho tiempo fuera del medio, es probable que no asista mucha gente a esta primera presentación. No se trata de volver a donde estabas, tienes que encontrar un nuevo público, iniciando desde abajo. —Instó en tono serio.
Después de tanto charlar y planificar al mismo tiempo, ambas nos despedimos y nos fuimos cada una por nuestro lado, mientras caminaba hacia la avenida para tomar el autobús, vuelvo a recibir una llamada de Caleb.
—Dime. —Pido con gran fastidio.
—No me cansaré de decirlo… eres una descarada, perra malagradecida al ridiculizarme en frente del Tío Lion. Jamás te lo perdonaré… —Reiteró dando voces. —Pero, ya está hecho, ya he firmado el acuerdo de divorcio. Te dejo la mitad de mis bienes, también te daré la mitad de las acciones de mi empresa. Aunque no quiera volver a verte, tuve que hacerlo. Si tú querías divorciarte, créeme, yo lo deseaba aún más que tú. Mañana mismo le pediré matrimonio a Allison. —Informó con un ligero tono amenazante, como si me asegurara una especie de venganza.
A pesar del tono cruel y el desprecio explícito en las palabras de Caleb, quería mantenerme firme y no demostrar lo que sentía, pero eso no evitaba que sintiera esa punzada fuertísima en el pecho, pero no dije nada.
—Ve a recoger todas tus cosas a la casa. Necesito que le dejes a Allison el camino libre y el espacio que necesita y tú nunca mereciste. —Ordenó con frialdad.
La punzada se hizo más fuerte, cerré mis ojos, inspiré hondo y exhalé en silencio.
—Descuida, ya saqué todo ayer. Literalmente salí de tu vida ayer por la noche. No te preocupes, no necesitaba que me abrieras la puerta. —Respondí serena.
La línea quedó en un silencio sepulcral, lo había dejado mudo, obteniendo una pequeña victoria, por primera vez en una década y como lo había hecho antes, colgué sin rodeos. Levanté la vista al cielo con calma, sintiendo como la punzada desaparecía gradualmente y sonreí con orgullo, al tiempo en que pensaba “Solo queda un obstáculo… Mi familia”.