Capítulo 51. Por una buena causa
Ella parpadeó, desconcertada.
— ¿Qué quieres decir? Sé que tus honorarios son costosos, y aunque no creí que quisieras cobrar, yo puedo pagarte…
—No me refiero a dinero.
Verónica se puso muy roja.
— ¿Te refieres a que te pague en especies entonces? —Inquirió con una ceja levantada.
—Quiero decir —respondió él, con la calma peligrosa del que sabe el efecto que causa— que no será solo una demanda laboral, será una guerra de reputaciones. Y si me meto ahí, me enfrento al mismo círculo que protege a tu querido Andrés.
Mauricio hizo una pausa para que ella lo pensara bien.
—Así que pregunto de nuevo: ¿qué gano yo?
Verónica se quedó muda.
Mauricio dio un paso más, acortando la distancia.
Su voz era baja, casi íntima, pero cada palabra tenía filo.
—No puedes meterte al río sin mojarte las botas, al menos que te las quites.
Verónica dio un paso atrás.
—Si lo que quieres decir es que tengo que terminar con Andrés, pues él sabe que apoyaré a Marian hasta