Capítulo 52. Lejos de la realidad, y cerca del deseo
Marian apareció en pantalla con una blusa sencilla y el cabello recogido. Su voz temblaba al principio, pero a medida que hablaba, se fue tornando firme, al final de su breve discurso dijo:
—No cometí un delito. Mucho menos falté a mi trabajo. Mi único error fue confiar en alguien que tenía más poder que yo. Alguien que podía destruir mi vida con una firma.
No mencionó nombres, pero no hizo falta.
En menos de veinticuatro horas, el video se compartió miles de veces. Las redes se llenaron de comentarios, periodistas buscaron su nombre, y las madres de otros alumnos comenzaron a hacer preguntas incómodas al colegio.
“La venezolana del video”, la llamaban.
El teléfono de la oficina de Mauricio no paraba de sonar, Mimí repartía citas para entrevistas. Él tenía razón. Marian, no había sido la única.
Lo que comenzó como una jugada estratégica para presionar a los Collins, se convirtió en un incendio que nadie podía controlar.
Ni siquiera Mauricio.
Los siguientes días