Capítulo 41. La Amenaza de la Desesperación.
Al salir del consultorio, el ambiente se puso diez veces peor. Nora, para marcar territorio y reafirmar que yo no era nadie, me tomó del brazo con brusquedad, aprovechando que Lucas estaba ocupado al teléfono con una llamada urgente de la empresa.
Me apretó con fuerza y se acercó a mi oído, susurrando con un tono más cruel y amenazante que antes.
—Ni te creas que porque llevas gemelos en tu vientre puedes competir conmigo. Recuerda algo y métetelo en tu cabecita, Ruby: una mujer sucia y desagradable como tú jamás será competencia para mí.
Normalmente, me habría encogido o tragado la rabia, pero la confirmación de los gemelos me había dado una fuerza que no conocía. Ya no tenía pelos en la lengua.
—Si soy tan sucia y desagradable —dije, mirando su rostro de cerca, obligándola a sostener mi mirada—, ¿por qué te sientes amenazada por mi presencia cerca de tu esposo?
Nora entrecerró los ojos. Su sonrisa de cristal se rompió. Estaba genuinamente sorprendida por mi audacia.
—¿Qué dijiste? —S