Capítulo 59. La Amarga Imagen.
La tarde había sido perfecta. Lucas y yo habíamos pasado el día en la mansión de Brentwood, planificando la vida que tendríamos allí, lejos de todo el caos.
La risa todavía se me escapaba de los labios mientras yo abría la puerta de la casa de mamá con mis llaves, con Lucas a mi lado. Estaba soñando con cortinas y colores de pintura.
Pero la alegría se detuvo rápidamente. La luz de la sala estaba tenue, y en lugar de mi madre, estaba Elsa, la enfermera, sentada rígidamente en el sillón. Su rostro estaba pálido, y la quietud del ambiente era lo que más me asustaba.
—¿Dónde está mamá, Elsa? —pregunté, sintiendo que la alarma sonaba en mi cabeza. Mi corazón, que había estado tan tranquilo, comenzó a latir con una frecuencia aterradora.
Elsa se levantó. Su rostro era de papel y sus ojos estaban dilatados por el miedo. Trataba de hablar, pero las palabras estaban atascadas en su garganta.
—Elsa, ¿qué pasó? —pregunté, la sorpresa se convirtió en pánico.
Elsa logró respirar profundamente y e