Capítulo 37. La Marea Baja
El silencio en la cabina de la ducha se extendió, pesado y pegajoso. El agua tibia continuó fluyendo, pero ya no limpiaba; solo recordaba la intensidad brutal de lo que acababan de compartir.
Ramiro fue el primero en moverse. Se separó de Aura, la sacó de la cabina y la envolvió en una toalla de felpa blanca. Sus acciones eran posesivas, pero esta vez, no agresivas. Eran las de un hombre que ha reclamado lo que cree que es suyo.
Aura se tambaleó ligeramente, apoyándose en el mármol, su mente tratando de procesar la vorágine de emociones. La vergüenza de su sumisión en la ducha se mezclaba con la punzada inesperada de la satisfacción. Había cedido, una vez más pero esta vez , como Aura, y al hacerlo, había desmantelado su última defensa.
Ramiro se acercó al espejo, secándose el cabello. La tensión sexual había sido reemplazada por una frialdad peligrosa. La ternura se había evaporado con el vapor.
—Lo que pasó aquí es una confirmación. Eres Vesper…—dijo Ramiro, sin mirarla, su voz recu