Capítulo 48. Emboscada
El rugido del helicóptero de asalto no era un sonido. Era un martillazo metálico contra el cristal de la suite. Liana sintió la vibración en el plexo solar, una frecuencia que prometía caos y que confirmaba la mentira de Bruno. No era una "misión", era una emboscada total.
Elena Vespera.
Liana no sintió alivio al saber que su madre estaba viva; solo sintió la ira helada de otra traición. Su madre no venía a rescatarla, venía a reclamar lo que creía perdido, usando a Liana como un peón o, peor, como un sacrificio final. Lucifer, estaba herido, y la Reina Desaparecida regresaba para una adquisición hostil.
La luz del helicóptero se encendió, cegadora, deteniéndose justo sobre el borde del techo. Liana se obligó a no parpadear. El terror había sido reemplazado por la claridad.
Si Elena Vespera estaba viva y dirigiendo un asalto, significaba que Petrov no era más que un mensajero; un intento temprano de desestabilización. La verdadera jugadora siempre había sido su madre.
Liana