Capítulo 21. El fantasma de Marcello.
NARRADOR:
El agotamiento y la fiebre obligaron a Lucifer a dormirse en el jet después de la carnicería emocional de Roma. Liana observaba su rostro pálido, la cicatriz en su hombro, y el recuerdo de su grito en la fortaleza Mancini resurgió en la mente de Lucifer, enviándole al recuedo crudo y doloroso del pasado.
10 AÑOS ATRÁS....
Marcello D’Angelo era la antítesis del joven Lucifer. Mientras Lucifer se movía con la sombra de un rey inminente, silencioso y calculador, Marcello era el sol.
Tenía una risa fácil, una pasión por la vida y una inteligencia estratégica que complementaba perfectamente la brutalidad de su primo. No eran solo familia; eran las dos mitades de una moneda de poder. Marcello era el único hombre que podía penetrar la armadura emocional de Lucifer.
Crecieron bajo la tutela de un Don frío, aprendiendo que la lealtad era la única fe. Y su lealtad no era a la Casa, sino entre ellos. Se juraron que jamás sacrificarían el uno al otro por el trono.
Una noche, en un