Damián Lennox, el mayor de los hermanos Lennox ve su mundo arder después de visitar a su abuelo. El eximio cantautor, ganador de dos premios musicales, está frente a la mayor encrucijada de su vida, su abuelo aquel que siempre lo consintió y lo apoyó para comenzar su carrera al estrellato hoy lo convoca y no para su propio bien. Olivia Harper una mujer divorciada y madre soltera, abnegada y trabajadora se encuentra en el medio de una disputa entre abuelo y nieto, un ofrecimiento que la deja atónita de la persona en quien menos confía la coloca entre la espada y la pared, puesto que la vida de su hija pende de un hilo. ¿Podrá Damián cumplir su sueño a pesar de las exigencias de su abuelo? ¿Olivia aclarará la razón del odio que siente por Damián?
Ler maisDamian.-
Las luces del escenario eran cegadoras y la música ensordecedora.
Me encontraba en el centro de un concierto para 10.000 personas, estoy empapado de sudor, pero es un sudor de triunfo, mis pulmones arden y mi garganta está rasposa, pero cada fibra de mi ser vibra con la energía de la multitud. “Porque el amor que nos une es más fuerte que el tiempo y nunca dejará de brillar” Gracias, Miami, las amo” Rasgueo los últimos acordes de la canción y sé que es un éxito, el grito ensordecedor de mis seguidoras y el coreo se escucha a lo lejos, mientras alzo mi brazo para dar la última despedida. La música se apaga, pero el rugido de la gente no, no es solo un aplauso, es adoración. Me veneran por lo que realmente soy. Miro las miles de caras que me miran, sus ojos brillan acompañadas por miles de barritas luminosas que se balanceaban para mí, algunas fanáticas están llorando y no me sorprende, he sido su escape por un par de horas. — ¡Damian, Damian, Damian! –escuchar mi nombre una y otra vez es un poder embriagador. Me encanta la música, me encanta la sensación del escenario, este es mi hábitat, donde pertenezco y soy feliz. Pero, cuando cayó el telón, supe que todo este frenesí no podía ocultar el actual declive de mi carrera. Mi manager, Thomas me espera con una botella de agua y una toalla húmeda, no tiene muy buena cara que digamos a pesar del rotundo éxito del concierto. — La compañía ya está enfadada, si esto sigue así, podrían terminar el contrato discográfico – suelta entregándome el informe de datos entre bastidores con el ceño fruncido. No dije nada, me saqué la camisa y dejé el informe a un lado. Ya lo leería con calma o algo así. — Todos sabemos cuál es el problema – arremete nuevamente y hace una pausa observándome, esperando una respuesta mía, una que no quiero dar–. No es que tu música no sea lo bastante buena. De hecho, es genial, pero es que tu abuelo está detrás de la presión y no entiendo el por qué. Damian. Si seguimos así lo perderemos todo ya no puedo detener sus avances, me está costando mucho trabajo. Ese viejo testarudo nunca estuvo a favor de que siguiera por este camino Soy Damian Lennox pertenezco a una de las familias más adineradas y pudientes del estado de Florida, el menor de dos hermanos, pero a diferencia de mí, mi hermano mayor si pudo dedicarse a lo que le gusta. En cambio yo, puse mi rebeldía por delante y me dediqué a lo que siempre me ha apasionado la música, pese a las insistencias de mi abuelo de hacerme cargo del imperio Lennox. Thomas sabe que mencionar a mi familia es una patada en mis testículos, culpar a mi abuelo porque mis discos últimamente no se están vendiendo es un golpe bajo. — Sé que no lo quieres escuchar, pero bueno – pone sus manos en alto, un gesto de rendición y resignación –. Por cierto, te acaba de llamar dijo que es urgente que vayas hoy a su empresa, puedo acompañarte. — No, Sabes que no te soporta y te recuerdo que tienes prohibida la entrada a la empresa, no quiero más conflictos. Salgo del auditorio, apenas pongo un pie fuera los flashes de las cámaras y las incesantes preguntas de los periodistas me acosan. ¿Damian que nos puede decir sobre el escándalo con la modelo rusa? ¿Brandy volverá a perdonarte otra infidelidad? ¿Qué opina el señor Lennox sobre tus escándalos? Cierro con fuerza la puerta de la camioneta, soltando un suspiro, me quito las gafas oscuras y apoyo mi cabeza sobre el espaldar del asiento cerrando mis ojos, intento descansar, pero la vibración de mi celular en el bolsillo de mi pantalón impide mi objetivo. — Señor –reconozco la voz, es mí infiltrado en la empresa de mi abuelo–. Le tengo noticias y no son muy buenas que digamos. — Suéltalo ya. — El señor Lennox cito a su abogado personal y por lo que escuché hizo cambios en su testamento –me reincorporo en el asiento, prestando atención. — ¿Y? — Pues, por alguna razón, escuche el nombre de Olivia Harper –mi mano se cierra en un puño. — Olivia Harper ¿Qué m****a pinta ella en todo este asunto? – susurro con un dejo de desagrado–. ¿Oíste algo de porque la mencionaron? — Al parecer su abuelo la incluirá en su testamento, señor Lennox. Bajé lentamente el celular, Olivia Harper, la mujer que siempre ha sido una pesadilla para mí, con sus aires de grandeza y de creerse la súper mujer, siempre lamiendo el piso por el que pasa mi abuelo. — ¡Hija de la gran puta! –maldigo tras colgar el teléfono–. Pero, que ni crea que voy a dejar que se quede con lo que me corresponde. (…) Llego a la empresa y todos los ojos se posan en mí. Disfruto la admiración y el coqueteo de las mujeres, si las paredes de esta oficina pudieran hablar o alguno de esos muebles que tanto me gustan… Saludo al asistente de mi abuelo con un asentimiento, no necesito mencionarme, así que no espere a que me den aprobación para entrar. Al abrir la puerta observo a mi abuelo, sentado en su enorme sillón de cuero negro, con sus gafas de montura gruesa que le llegan a la mitad del puente de la nariz, mientras lee unos documentos. — Abuelo –alza su mirada, hay un brillo en sus ojos al verme igual que cuando era niño, pero el destello desaparece rápidamente. — Pensé que no te darían mi mensaje –pronuncia con ese veneno dedicado específicamente para mi manager–. siéntate debemos hablar. La orden es clara. Así es Owen Lennox. Un hombre implacable, temerario, es un puño de hierro, pero siempre fue un oso cariñoso conmigo hasta que decidí mandar todo a la m****a. — Dijiste que era urgente, abuelo –me siento frente a él copiando su misma expresión seria y hasta sus gestos. — Te hice venir porque ya es hora de que ocupes tu lugar como presidente en esta corporación, ya has jugado el tiempo suficiente al ser al cantante famoso. Te necesito aquí Damián, eres el heredero de la familia Lennox y tienes una obligación que cumplir – lo dice sin siquiera respirar, no es una petición es una orden a su perrito faldero, no a su nieto. Es como una sentencia de muerte. — Pensé que eso ya estaba aclarado, abuelo. No he estado jugando a ser un “cantante famoso” –digo haciendo las comillas en la frase–, la música es mi vida, mi pasión, es lo que amo hacer ¿por qué no lo entiendes? – dejo que la frustración caiga entre nosotros, estoy agotado de repetir siempre lo mismo. Su rostro es inexpresivo, solo me mira fijamente, moviendo su pluma de oro de un lado a otro entre sus dedos. — Veo que te importa muy poco esta familia… y que yo te importo mucho menos –hay un pequeño toque de manipulación en su oración, que casi me hace bajar la guardia, pero es algo a lo que estoy acostumbrado por lo que alzo mis cejas y lo miro con diversión, pero lo que sale después de sus labios me descoloca –. Debo confesarte algo y quiero que lo sepas por mí, después de todo no queda mucho tiempo – hace una pausa dramática, mirándome a los ojos – Me estoy muriendo, Damian… y no hay cura para lo que tengo. Siento como mi corazón se detiene, intento procesar sus palabras, pero mi cerebro se bloquea por completo dejándome en blanco.Olivia.-Mis piernas se movían inquietas, sentadas sobre el inodoro, con la prueba de embarazo entre mis manos. — ¡Olivia! –doy un respingo cuando escucho la voz de mi hermana detrás de la puerta–. podríamos ver el resultado juntas, ya llevas mucho tiempo allí dentro.— Estoy bien. Miento, obviamente estoy lejos de estar bien, no puedo creer que yo una mujer adulta a estas alturas del partido tenga sexo sin protección y de pasó que quede embarazada, ¿Cómo se lo voy a decir a Martina? Y lo más importante ¿Cómo se lo voy a decir a él? Seguramente pensará que me embaracé a propósito.Agradezco que ha estado estas cinco semanas por fuera, no tengo cara para mirarlo y ahora menos que recordé, después de dos días todo lo que pasó esa noche. Flashback.-Miro en el espejo mi mejilla, cubriéndola con un paño frío para bajar un poco la hinchazón. — ¡Maldita loca, celopata! Yo ya estoy vieja para estos espectáculos. Suspiro, cerrando los ojos, pero al abrirlos comienzo a sentir un leve mar
Olivia.-Flashback.-— Vuelvo a insistir en que esto me parece una locura –le digo a Damian, frente a los abogados con duda –el señor Owen sabe que no estamos enamorados, sabrá que lo estamos engañando. — Olivia a mi abuelo no le importa si nos amamos o no, lo único que realmente le interesa es que su patrimonio este seguro. Por desgracia, sé que no dejara que me case con Brandy. La decepción en su voz, por obligarse a terminar con su novia me hace sentir incomoda, sé lo que se siente que te engañen lo viví en mi matrimonio, y aunque xx y yo no hacemos esto por algo romántico no dejo de sentirme culpable. — Ten –me ofrece la pluma, despejo mis dudas y la tomo, pero al hacerlo se produce un pequeño roce de su piel con la mía, que me estremece como si fuera una corriente eléctrica pasando por todo mi cuerpo. Aclaro mi garganta y firmo el contrato, evadiendo de inmediato la sensación que acabo de sentir.Fin Del Flashback.-Explicarle a Martina toda la situación no fue nada fácil, el
Olivia.-Siento sobre mis parpados la incandescente luz, además del martilleo constante que hay en mi cabeza “solo unos minutos más” me digo a mi misma cerrando nuevamente el ojo que abrí, cuando escucho una respiración a mi lado. Lo que me hace abrir los ojos de par en par y girarme lentamente. — No, no ¡no puede ser! Mi corazón late a toda velocidad, siento que voy a desmayarme o peor a vomitar, levanto la cobija con la mano temblando y me golpeo mentalmente… “Desnuda, completita, sin un solo trapito” me cubro nuevamente. A mi lado, xx, mi nuevo y flamante esposo, durmiendo plácidamente. “Ok, ok Olivia no entres en pánico” Me digo a mi misma, sintiendo la angustia y la vergüenza instalarse en mi consciencia.¿Cómo fui capaz? Giré ligeramente mi cabeza mis ojos bajaron lentamente de su rostro a su torso desnudo, algunos pequeños vellos recién salidos y muy rubios adornando su musculatura, trague grueso al ver la marca y el pequeño tatuaje situado en la línea que divide su pelv
Olivia.-Observo la hora en mi reloj, mis ojos están agotados y ya mi espalda me pide a gritos que le dé un descanso, justo cuando estaba tomando mis cosas para irme a mi casa, la puerta de mi oficina se abre de par en par. Ante mis ojos la imagen por la que la mayoría de las mujeres suspiran a diario menos yo, Damian Lennox. — ¿Puedo pasar? – su tono amable me deja atónita, ambos tenemos una guerra fría desde que nos conocemos. Él es el pendejo nenito de su abuelo y yo la que arreglo todo para que esta empresa lo siga manteniendo, aunque él ni se entere.— La verdad es que mi día ya ha terminado y lo menos que quiero es hablar contigo, Lenox.— Por favor Olivia – su mirada suplicante y sus manos entrelazadas hacen que me detenga ¿Qué mierda le pasa a este loco?–. Solo dame cinco minutos de tu tan valioso tiempo. — Está bien, ¿Qué es lo que tienes que decirme? – respondo resignada, si no lo escucho puede que reciba algún reclamo de su abuelo, mi jefe.Se tumba en una de las sillas,
Damian.-Las luces del escenario eran cegadoras y la música ensordecedora.Me encontraba en el centro de un concierto para 10.000 personas, estoy empapado de sudor, pero es un sudor de triunfo, mis pulmones arden y mi garganta está rasposa, pero cada fibra de mi ser vibra con la energía de la multitud. “Porque el amor que nos une es más fuerte que el tiempo y nunca dejará de brillar”Gracias, Miami, las amo”Rasgueo los últimos acordes de la canción y sé que es un éxito, el grito ensordecedor de mis seguidoras y el coreo se escucha a lo lejos, mientras alzo mi brazo para dar la última despedida.La música se apaga, pero el rugido de la gente no, no es solo un aplauso, es adoración. Me veneran por lo que realmente soy.Miro las miles de caras que me miran, sus ojos brillan acompañadas por miles de barritas luminosas que se balanceaban para mí, algunas fanáticas están llorando y no me sorprende, he sido su escape por un par de horas. — ¡Damian, Damian, Damian! –escuchar mi nombre una
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