Mundo ficciónIniciar sesiónDamián Lennox, el mayor de los hermanos Lennox ve su mundo arder después de visitar a su abuelo. El eximio cantautor, ganador de dos premios musicales, está frente a la mayor encrucijada de su vida, su abuelo aquel que siempre lo consintió y lo apoyó para comenzar su carrera al estrellato hoy lo convoca y no para su propio bien. Olivia Harper una mujer divorciada y madre soltera, abnegada y trabajadora se encuentra en el medio de una disputa entre abuelo y nieto, un ofrecimiento que la deja atónita de la persona en quien menos confía la coloca entre la espada y la pared, puesto que la vida de su hija pende de un hilo. ¿Podrá Damián cumplir su sueño a pesar de las exigencias de su abuelo? ¿Olivia aclarará la razón del odio que siente por Damián?
Leer másOlivia.-Por fin puedo estar a solas aunque sea solo unos minutos, me sumerjo en la bañera con agua fría; lo necesitaba después de ese encuentro con Damián.Podía sentir como la sangre me hervía de excitación. ¡Cuerpo traidor! ¡Hormonas también traidoras!Sentir lo excitado que se puso solo por tenerme tan cerca, me emocionó un poco no voy a negarlo. Pero no podía ceder ante esas sensaciones, lo cual es muy difícil.Me sumerjo por completo en la bañera, el agua fría no ayuda a mi calentura porque es inevitable que su recuerdo se filtre en mi mente.Sumerjo las manos. El agua acaricia mis dedos, mi vientre, mi pecho… debería ser un momento de paz absoluta, de simple presencia, pero mi mente se niega a estar sola su aliento, su fragancia el roce con su piel…Saco un pie, lo
Brandy.-El momento de nosotras llegando al funeral como todas unas diosas fue apoteósico, aún más cuando la mustia y su bastarda fueron humilladas delante de todos los presentes por los mismísimos señores Brown. Posicioné a Vanessa como la favorita, ya me estoy saboreando el triunfo de echarle guante a todo ese dinero. — ¡Tía eres un genio! –Vanessa se lanza sobre mí enrollando sus brazos en mi cintura, el gesto me tomó por sorpresa estuve a punto de apartarla pero me contuve ya que debo seguir en mi fachada de tía buena y protectora. — Te lo dije, sobrina júntate conmigo y te pasaran cosas buenas –expreso mi emoción en una gran sonrisa–. ¿viste la cara de esas dos? Casi se les cae el cuero ese que tienen de pobretonas del rostro –Vanessa resopla con una pequeña carcajada. — Sí, lo vi –su sonrisa desaparece–. la abuela por un tiempo me instó a tener una buena relación con Martina, dijo que éramos hermanas y eso nunca iba a cambiar, mi sangre es su sangre. — ¡Por favor! –rodé mi
Damián.-Seguí esperando en el pasillo del hospital la autorización del médico para poder entrar a ver a Susana. — Hola Damián –me giro rápidamente al reconocer esa vocecita que ilumina mi corazón. — Martina ¿qué haces aquí? ¿Estás bien? ¿Te pasó algo? –sonríe con timidez. — Estoy bien Damián, mi mamá y yo pasamos por la fundación buscando a Samuel, al salir… vimos la ambulancia llegar con la señora Susana ¿Cómo está ella? — Va a mejorar, gracias por preguntar. — Uhm… ¿Damián puedo preguntarte algo?— Sabes que sí enana, cuéntame. — ¿Recuerdas a Vanessa? — Tu media hermana, sí, claro la recuerdo ¿la viste hoy en el funeral? –ella asintió en silencio. — Sí, uhm… fue acompañada lo que te quiero preguntar es… ¿sí sabias que Vanessa es sobrina de tu novia actual Brandy Mars? Mi mandíbula casi termina en el suelo. — Bueno por tu expresión veo que no lo sabías, es un alivio. — Ni siquiera sabía que Brandy tenía una sobrina y quiero dejarte algo claro ella no es mi novia, pero cué
Damián.-Este había sido el mejor día de mi vida, pude estar con mi pequeño tenerlo entre mis brazos compartir con él.Pero la felicidad no viene completa… ella me hace falta, volver solo a esa casa que antes estaba llena de luz ahora solo es un lugar apagado y frío.Al entrar noto que algo no está bien.— ¿Jenna? –no obtengo respuesta de la enfermera que está encargada del cuidado de mi nana.Apresuro el paso hasta su habitación, mi nana duerme como siempre lo hace, pero no hay señales de la enfermera.— ¿Dónde diablos se metió esta mujer? –marco su número y me sale el buzón, es la segunda vez que desaparece de la casa, cuando Alex volvió a casa ayer encontró a mi nana sola, luego la mujer apareció con la excusa de haber ido a la farmaci
Olivia.-El aire de la iglesia era espeso, saturado de lirios y la humedad fría de lágrimas ajenas. Entré sintiendo cada paso sobre la alfombra como una obligación pesada, llevaba mi mascara de serenidad forzada. No había dolor por Benjamín, hace mucho que lo había superado mi única preocupación era Martina. Vi el rastro de la pena en sus mejillas, no era un llanto histérico sino de esas lágrimas, espesas y silenciosas que duelen más. — Estoy aquí –Martina apretó los labios en un línea delgada de dolor y asintió apenas, sin alzar la mirada. Justo en el momento en el que nos sentamos sentí la mirada de mi ex suegra, levanté la barbilla instintivamente se acercó desde la primera fila, un velo inútil que no ocultaba el odio puro y petrificado en sus ojos inyectados en sangre. Sus ojos se clavaron en mí como dardos congelados.— ¡Tú lo mataste! ¡No tienes pudor desgraciada! El funeral continuó con los murmullos de la gente hasta que la abuela de mi hija se detuvo junto a nuestro banc
Damián.-Sentí un nudo en mi estómago, no era por miedo o rabia era la emoción por la tener la oportunidad de cargar y estar con Samuel por primera vez. Aunque no de la manera en que hubiese querido. — La doctora Harper los atenderá en pocos minutos –nos informa su asistente, vi de reojo a Alex, su pierna se movía incesantemente y hasta podría jurar que está más blanco que las paredes de este lugar. Justo cuando iba a hacerle una de mis bromas la puerta de la oficina de Laura se abre dejando ver a la tía de mi hijo con una imagen impoluta como si estuviera lista para una sección de fotos de una portada de revista. — Damián, buen día –me saluda con amabilidad, pero es evidente la obligación en su tono al saludarme, sus ojos se fueron hacía mi hermano al que ignoró por completo–. pasa, acondicioné mi oficina para tus visitas. Se da la vuelta dejando la puerta abierta, camino y me percato que Alex se queda clavado en la silla. — ¿No entrarás conmigo? — Solo te habló a ti, a mí me










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