Joana se removía en la silla, visiblemente incómoda con la situación.
Desde que comenzó a sospechar de las traiciones de su marido, no ha podido concentrarse en nada.
Aparentemente, todo estaba bien hasta que Xavier Ferraz empezó a mostrarse distante, llegando tarde a casa o, algunas noches, sin siquiera regresar, alegando compromisos laborales y viajes de negocios. Las sospechas de Joana se volvieron innegables el día que, sin intención, entró por sorpresa en la oficina de su esposo y encontró una caja con un lujoso collar de diamantes. A su lado, una tarjeta:
«Para la mujer que alegra mis noches».
Sin querer arruinar la supuesta sorpresa que creía destinada a ella, Joana salió discretamente. Fue al salón de belleza, preparándose, creyendo que Xavier la invitaría a cenar o haría algo especial esa noche.
La verdadera sorpresa ocurrió cuando recibió una llamada de su esposo informándole que tendría que viajar durante tres días por negocios. Frustrada y dolida, Joana permitió que se fue