—¿Qué ocurrió? —pregunta Amelie preocupada, al ver las expresiones serias en los rostros de sus padres.
Así, Víctor cuenta toda la verdad a la hija. Amelie escucha todo y también hace preguntas, sobre todo aquello que siempre tuvo dudas. Cuando terminan de hablar, ella está con los ojos llenos de lágrimas.
—Gracias por no esconderme nada —dice ella, con la voz quebrada.
Despidiéndose de los padres, se va a su cuarto. Aquella noche, Amelie no consiguió dormir. No bastaba la expectativa del viaje que haría a los Estados Unidos: ahora sabía toda la verdad sobre la vida de sus padres y sus abuelos.
Al día siguiente, en un impulso, envía un mensaje a Daniel. No tarda mucho en recibir la respuesta del chico.
“¿Puedo llamarte?”
Entonces, conversan por largas horas. Amelie cuenta la verdad, dice que nunca fueron parientes y que no hicieron nada malo.
[…]
Faltaba un día para que los hijos fueran a los EE.UU. a estudiar, así que Marina y Víctor decidieron pasar el sábado con ellos.
—¿Quieren cen