—Hace unos días estaba con los abuelos en el parque y me perdí. Gracias a que la señorita Rebeca pasaba por ahí, me ayudó a contactarme con mis abuelos.
La niña respondió con la mirada baja; Esto se suponía que quedaría entre ella y sus abuelos, pero no contaba con que Rebeca llegaría a su casa para quedarse. La niña escucha cómo su padre se queja por no haber sido informado de esto; apenada mira a Rebeca y ella se nota incómoda, pues nota que ha dicho algo que no debía.
—Tal vez no quisieron preocuparse; de todas formas, fue una suerte que yo la encontrara…— Dice Rebeca queriendo calmarlo.
—Pero no es la forma, Rebeca.
—Claro que no, pero relájate. No te molestes con ella, es una niña y ellos suelen ser muy revoltosos.
Víctor piensa en las palabras de Rebeca y respira profundo; Tenía razón. Debía reclamarle esto a sus padres, pues estaba seguro de que ellos le habían pedido a Alma guardar silencio respecto a ello.
—Tienes razón, y gracias por haberla ayudado.
Rebeca sonríe y procede a comer; Mira a Alma, que le susurra un pequeño gracias. La había salvado de un tremendo regaño; normalmente no lograba salirse con la suya cuando cometía locuras.
Durante el almuerzo todo fue muy ameno; Rebeca preguntó por el tipo de actividades que le interesan a Alma. Rápidamente responde sobre su interés por el modelaje, no ahorrándose el detalle de que Rebeca era su modelo favorito. También le gustaba patinar y pintar. La niña comenta que le gustaría ir a una escuela de patinaje, ya que patinar aquí dentro de la casa le aburría.
—Oh, yo conozco una excelente escuela de patinaje. Podríamos llevarla ahí.
Víctor piensa la reciente idea de Rebeca en silencio, lo que hace que ella piense que no le ha gustado que hable como si fuera familia.
—Bueno, digo vayamos porque pienso que, como su padre, es importante que estés ahí en su primer día. Además, en caso de que algo resulte en tu trabajo, yo me quedaré.
—Me agrada la idea; luego de las clases Alma suele quedar con mucho tiempo libre.
La niña escucha con mucha atención; emocionada mira a su padre ya Rebeca. Por un momento sentí un ambiente muy familiar y le agrada demasiado.
—Perfecto, hablaré con un conocido para que le haga un lugar a Alma. Lo llamaremos cuando terminemos de comer.
La comida continúa en un excelente ambiente; Cuando terminen, una de las sirvientas ofrece servir café luego del almuerzo. Víctor pide que sea servido en el jardín. Rebeca pretendía retirarse, pero para su atractiva sorpresa, Víctor le pide que la acompañe, mientras Alma es llevada a cambiarse para meterse en la piscina.
La chica de nombre Sara sirve los cafés con cuidado; antes de retirarse, pregunta si deseas algo más, pero ambos tienen suficiente con el café.
—Te agradezco lo que hiciste… —dice Víctor antes de darle un sorbo a su café.
—Ya me agradeciste.
—No hablo sobre lo del parque…— Rebeca lo miró atenta. —Hablo sobre lo que hiciste durante el almuerzo.
—Creo que me he perdido de algo…— Rebeca ríe y Víctor junto a ella.
—Hiciste de un ambiente llamado a uno familiar; puede notar eso en Alma; Se sintió muy a gusto contigo.
—Oh, bueno, me alegro de haber causado eso.
Quedan en silencio mientras bebe el café, observan a Alma lanzarse a la piscina y nadar con mucha habilidad.
—Respeto a la escuela de patinaje. ¿Podrías esperar a que regrese?
— ¿Vas a viajar?
—Sí, sí, si todo sale bien, regresaré pasado mañana.
—Claro, te esperamos.
La relación entre ambos era muy amena; Víctor podía concordar con el resto de personas. Rebeca, con su aura intimidante, podía verse como una persona dura de tratar, pero ahora que ha podido convivir un poco más con ella, puede ver que no es tan aterradora. Desprende confianza y seguridad y eso le agrada; Definitivamente, cada vez está más de acuerdo con su decisión.
—Lidia se quedará a ayudarte con cualquier cosa que necesites. En las mañanas ella lleva a Alma a la escuela, así que tienes suficiente tiempo antes de que ese torbellino llegue a buscarte.
—Si no te molesta, me gustaría ir a dejarla junto con Lidia; quiero saber dónde estudia; Además, siento que eso nos hará mejor en nuestra relación.
—Adelante…— Víctor termina su café y deja la taza sobre la mesa.
—Bueno, si me disculpa, ese pequeño torbellino me llama.
Rebeca se levanta de su puesto para acercarse al borde de la piscina, donde Alma la espera para enseñarle trucos que sabe hacer bajo el agua. Mientras observa a la niña, nota la ausencia de Víctor; luego lo ve hablar por teléfono con una gran sonrisa; era más que seguro que se trataba de ella.
—Debo ser paciente.
Se dice a sí misma, vuelve a poner atención en lo que Alma hace dentro de la piscina. Su tarde se va pasando tiempo con la niña; ella le hace muchas preguntas sobre su trabajo como modelo y cómo era ayudar a los orfanatos.
En la noche, Víctor se ha despedido diciendo que debía irse de viaje; aunque eso era cierto, en realidad se había ido a casa de Patricia, pues quería despedirse de ella antes de irse a su viaje de “negocios”. En su ausencia, Rebeca se encargó de que Alma no sintiera mucho la ausencia de su padre, aunque por palabras de la niña, dice que estaba algo acostumbrada a eso.
Víctor se encontró en la casa de Patricia; Cenaban en la cama mientras veían una película. Estos eran los pocos momentos en que él podía pasar de calidad con ella, dado que su tiempo se va mayormente en sus negocios y no puede descuidarla porque la estaría contratando más de lo que ya lo hace.