—A ver ¿Qué pasa?.
—Es que yo— Alma no se siente segura de decirlo que siente. —No es nada.
—¿Segura?
—Es que no sé si está bien y.
Alma junto con Rebeca se siente cómo si realmente fuera su madre y siente el deseo de llamarla de esa forma y no sabe si puede hacerlo, porque hasta donde sabe Rebeca solo estaba ahí por un tiempo y tal vez en algún momento cercano o lejano se iba a marchar.
—No es nada, te lo diré otro día.
—Alma escúchame, nunca temas decirme algo. Yo siempre te voy a escuchar e intentar comprender. ¿Entiendes?
—Si.
—Bueno, ahora dame un abrazo— la niña se aferra a ella y más cuando le dice esas palabras. —Te amo, mi niña.
—Yo también, vuelve pronto.
—Lo intentaré, ahora ve a ducharte.
La niña corre a su habitación, Rebeca sonríe y sigue su camino, pasa por la habitación de Víctor y abre la puerta olvidando que Patricia está ahí. Lo que ve no le sorprende, sabía que no se podía confiar de su palabra, con verlo en la cama acostado con ella dormida en sus brazos, él abre