—¡Rápido!
Ordena y bajan a la primera planta para atraparlo, pero el tipo se ha levantado y ha corrido entre los árboles que estaban atrás de la casa.
—¡Síganlo y tráiganme a ese perro!
Todos corren tras de él, el único problema es que era un abundante bosque y claramente Martín se lo conoce como la palma de su mano y ha sabido escabullirse de quién los persiguen.
Víctor espera a que sus hombres regresen con la cabeza de Martin, pero a sus espaldas llega Lidia pidiéndole que la siga. Él no cuestiona nada y la sigue de nuevo al segundo piso, en la habitación que Martín había ocupado para dispararle había un cuadro con fotos de él y su familia, en especial de él y su hija. Fotos de Alma saliendo y entrando del colegio y fotos de su escuela de patinaje, toma la foto de su hija y su sangre hierve.
—Ese maldito bastardo.
Cegado por la furia saca todas las fotos colgadas en el cuadro investigativo, toca sin querer una carpeta sobre el escritorio y cae al suelo esparciéndose fotos de Rebeca,