Sienna abofeteó a Tessa con una fuerza que hizo que Alexis se detuviera de inmediato, como si la bofetada hubiera sido un rayo que le atravesara el pecho.
Sus manos, qué momentos antes golpeaban con rabia al hombre culpable de todo, temblaban ahora mientras corría hacia las dos mujeres, el corazón palpitándole con violencia, desbordado de culpa y miedo.
—¡Hermanita, perdóname! —gritó Tessa con la voz quebrada, casi rota por la desesperación.
Sus palabras temblaban como hojas en el viento, y las lágrimas comenzaron a rodar sin control por su rostro.
La policía entró apresurada, tratando de detener la situación.
Intentaron sujetarlo, pero Tessa, con la fuerza de la evidencia en sus manos, señaló el video, y gracias a eso los oficiales pudieron actuar correctamente, asegurando también a Horacio.
***
En la comisaría, la tensión no disminuía.
Tessa declaró con claridad todo lo sucedido, narrando cada detalle con precisión.
Sienna también relató lo que sabía; cada palabra suya era una mezcl