Estoy trabajando como china en un documento que me pidió el jefe, algo que me estaba empezando a pasar muy seguido, pero me gustaba, pues cada vez que estaba con alguno de los Scott en la sala de audiencias o trabajando en la oficina y veía la pasión de como preparaban todo para sustentar su teoría del caso y sus alegaciones me volvía loca de la emoción.
Aquí, en esta oficina nos abocamos con el jefe a los casos más complicados, como decía el, porque en la mayoría de ellos se encuentran personas que, llevadas por sus emociones, hacen el desmadre.
Bueno, como lo hizo él, cuando supo de la llegada de la señora Dana y el mini Tomás.
Es que fue tan romántico, la llevó al altar o más bien frente al juez de paz, sin ella saberlo, bueno y digamos que casi lo mató, pero triunfó el amor y ahora están muy felices juntos.
-Daniela, te buscan.- me dice la recepcionista, una Barbie que se cree la dueña de la oficina y ahora que el jefe está casado se le bajaron los humos de golpe y porrazo, pe