La notificación p2

Salí de la oficina de mi jefa arrastrando los pies, me sentía derrotada y eso que esto recién empezaba, marqué el número de Aquiles, pero este no me respondió, así que le dejé un mensaje de texto para que me llamara una vez que lo leyera. Para cuando estaba frente a la oficina de mi jefe los gritos habían cesado, lo que era bueno ¿no? Golpeé la puerta y el adelante de mi jefe me obligó a cambiar mi postura. 

-Ya volví- dije al entrar y verlos a ambos de pie, con las camisas y el cabello desordenados- . ¿No me digan que se estaban peleando por mí? 

La mirada de los dos se plantó directamente en mí y sé que me puse colorada, solo quería que dejaran de discutir y no se me ocurrió mejor idea que esa broma. 

-Ya, no me miren así, era solo una bromita. 

-Dios, niña. Un día de estos de verdad que te voy a despedir. 

-Puede que sea distinto jefecito - suelto de la nada y me cubro la boca.

«Bruta, tonta, aprende a cerrar esa bocota»  Lo  siento, conciencia...

-¿De qué hablas, López?- me preguntan los dos al mismo tiempo. 

-De nada, son locuras mías. Estar tanto con ustedes es contagioso, ya se lo he dicho jefe. 

-Mejor ponte a trabajar, antes que te...

-Despida, ya lo sé. Y ustedes dos dejen de discutir, se pondrán más viejos y feos. 

-¡López! 

Salí de la oficina riéndome, no me quedaba de otra, esa era la mejor manera de ocultar mis nervios. Volví a mi puesto y me puse a trabajar en los documentos que requería mi jefe, a los pocos minutos salió Jex y se paró frente a mi cubículo. 

-Si ese tipo te está maltratando. 

-Oh, no Jex, para nada. Así nos llevamos los dos, es una forma de distender los ánimos y lo agradezco, el señor Scott es una buena persona, lo que no entiendo es por qué se llevan tan mal ustedes dos. 

-Ese no es tu problema. Mejor mantente lo más lejos posible de él y dedícate a tú trabajo será lo mejor.- me dice molesto y yéndose como si todo en el mundo le molestara... 

Los días han pasado lento y Aquiles aun no responde mis llamadas, pero como dicen que las desgracias no vienen de a una, me encuentro llorando como María Magdalena en mi escritorio. 

-Dani, tranquila. Don Enrico ya está en un mejor lugar- me dice el señor Jack, jefe de seguridad de Scott y asociados. Si el supiera el porqué de mi llanto no me estaría diciendo eso, pero es que la pena me invadió. 

Hace unos minutos iba hacia la sala de descanso y tuve la mala suerte de escuchar a Jex hablando con su novia. 

-Si, amor mío. No podré ir hoy a la casa, hubo algunas complicaciones. No, no nada conmigo, es solo que falleció un cliente del jefe y era muy allegado a la familia... 

Para nada, es que las cosas están complicadas, pero te aceptaré esa lasaña para la próxima, lo prometo y de verdad lo siento, no he podido hablar con la jefa sobre ese tema. Pero ya sabes, esa espalda mojada no se merece ni ese trabajo y menos a su hija, debería haber hecho las cosas bien desde el principio, pero veo que se aprovecha de todos, con su cara de mosquita muerta, tiene a la jefa y a todo el mundo embobado y comiendo de la palma de sus manos, pero yo conozco a las de su clase. 

Todas son iguales y espero que la jefa abra los ojos pronto... 

Salí disparada antes que me viera y ahora estaba sentada llorando, ¿cómo podía ser tan cruel si no me conocía y no sabía lo que había vivido? Es un insensible y hasta me estaba cayendo bien, pero con eso que dijo... 

¡Alto ahí! ¿Cómo sabe de Sarita? Nunca se lo he dicho y tampoco me lo ha preguntado. Deberé estar más atenta ¿Será que él hizo la denuncia? 

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