No entendía nada y quería enterrarme como los avestruces, en realidad no. Lo que quería era huir con mi niña para que nadie nos separara, pero ahora sería difícil huir. La jefa nos invitó a todos a la mesa y no pude negarme, ya estaba sentenciada a quedarme en esta tremenda casota, pues según ellos era el lugar más seguro, así que agaché la cabeza he hice caso.
En el medio de la cena el jefe nos contó que la señora Dana y Tommy volverían a España, aunque ella estaba renuente a irse por mi culpa y ahí fue que me di cuenta lo importante que era esta familia para mi, pues ella sin conocerme era capaz de suspender sus planes, todos le hicimos ver que no tenía que preocuparse, aunque yo de la boca para afuera, pues era la menos indicada para decir algo.
Para cuando terminamos la jefa le pidió a la señora Alma y a la señora Dana que me instalaran en la habitación que habían dispuesto para nosotras, las seguí en silencio, mientras Tommy nos acompañaba y estaba a punto de dormirse como mi pri